domingo, febrero 24, 2008

Harry Potter y el secreto prohibido


Ron se había ido. Habían pasado meses sin saber nada sobre él, y aunque Harry y Hermione apenas mencionaban el tema, el sabía que a Hermione todavía le importaba porque a veces la observaba sin que ella se diera cuenta y tenía la mirada perdida. Por supuesto también podría ser que estaba pensando en Voldemort y los Horrocruxes en vez de Ron.

Era tarde y Harry estaba aburrido de montar guardia fuera del campamento. El frío se volvía más intenso conforme se acercaba diciembre, cansado decidió entrar un rato a la tienda por una cerveza de mantequilla que se había robado Hermione cuando acamparon cerca de un pueblo semi-mágico. Cuando entró descubrió a Hermione desvistiéndose para ponerse la pijama: ambas miradas se encontraron y Harry volvió su mirada inmediatamente hacia otro lugar ruborizado “Perdón Hermione yo…” “Descuida” fue la respuesta. Harry nunca había visto a Hermione en ropa interior, a pesar de que era la única persona que veía en los últimos meses y que en varias ocasiones, empujados por el frío habían tenido que dormir muy juntos, enroscados el uno con el otro en la misma cama.

“¿Ya puedo ver?” Preguntó Harry, aún un poco avergonzado y con la imagen de Hermione bien fija en su mente: Hermione era muy atractiva, jamás se había percatado de eso, sería acaso por que Ron… de pronto recordó a Ron y se avergonzó de si mismo y sus pensamientos.

“Claro Harry, hahaha, no hay problema en serio” Harry se volvió a verla, llevaba una cola esponjada, la cara limpia, su pijama de conejos, y estaba sonriéndole. Harry volvió a pensar que era realmente muy bonita, y luego movió la mano como para alejar esos pensamientos diciendo “Si, perdón… estaba cansado de estar afuera y decidí entrar un rato por una cerveza de mantequilla” “Lo siento Harry ya no tengo, me tomé la última ayer” y al ver la cara de decepción de Harry inmediatamente agregó “¿Pero no quieres algo un poco más fuerte?”. Harry abrió los ojos y dijo “¿Qué?” “Si si, tengo whisky de fuego, también lo guardé hace mucho, no quería usarlo, pero hace mucho frío, estoy cansada y creo que nos hará bien tomarnos este día para olvidarnos de todo esto” dijo Hermione con una sonrisa y sacando de su bolso de cuentas una botella grande que obviamente no cabría si su bolso no fuera mágico.

Harry asintió feliz, realmente necesitaba un momento de relajación. Abrieron el whisky de fuego y comenzaron a beber. La plática cambió totalmente, Harry nunca había hablado con Hermione de cuando los dos eran chicos que vivían entre muggles, así que la plática se extendió mucho. Hermione le contó de su familia, de lo sorprendidos que habían estado cuando descubrieron que ella era una bruja, también de cuando había regresado y había visto a sus ex amigos.

Conforme fue entrando la noche ambos se pusieron más alegres, el alcohol estaba teniendo efecto, y a Harry le resultaba muy grata la compañía de Hermione, realmente se sentía agradecido de que ella no lo hubiera abandonado también. Por otra parte Hermione se veía también bien feliz, riendo, contando chistes, etc.

Ya muy entrada la noche, Harry se sentía muy cansado así que propuso irse a dormir. Como ya habían dormido varias veces juntos, fue demasiado natural acostarse juntos en la misma cama. En cuanto Hermione se acostó, lo abrazó y se recostó en su pecho. Harry sintió el mechón de cabello de Hermione en su cara, y le llegó su olor a fresas. Era increíble que a pesar de estar acampando en medio de un bosque, Hermione tuviera tiempo para oler muy bien, mientras que Harry seguramente emanaba un olor nada atractivo.

Harry comenzó a revolverle lentamente la cola esponjosa con sus dedos, mientras se quitó los lentes con su otra mano. Miró hacia la cama de arriba, todavía se movía un poco el mundo a su alrededor por el efecto del alcohol. De pronto sintió la calida mano de Hermione entrar por debajo de su camiseta y moverse en su estomago lentamente, como una suave caricia. El corazón de Harry comenzó a latir fuertemente, hacía mucho desde la última vez que estuvo con alguien, y sintió el cuerpo de Hermione sobre el de él y un calor subió por todo su cuerpo, al mismo tiempo que se repetía “No, no, esto no esta bien, no, no, debo simplemente dormir”. Pero no era nada fácil, sentir a Hermione tan cerca; y de pronto ella hizo un movimiento suave de su cabeza, sin acercarse suficiente, su cara quedó justo frente a la de él, tenía los ojos cerrados y a pesar de la obscuridad pudo ver sus labios húmedos frente a los de él y sentir su respiración pausada con olor a fresas.

“¿Lo hago?” Se preguntaba Harry; con el corazón latiéndole a velocidades increíbles se acercó lentamente y la besó: ella correspondió a su beso cálidamente, y Harry sintió húmedo, caliente y un sabor excelente, sin pensarlo ya tenía una erección y abrazó más fuertemente a Hermione. Comenzó a bajar su mano por su espalda hasta tocar su cadera y la apretó suavemente. Hermione soltó un pequeño gemido y correspondió a esto subiendo primero la mano lentamente por el pecho y luego bajándola lentamente hasta que tocó con suavidad la parte más tensa del cuerpo de Harry. Harry se excitó mucho, había una sensación de prohibido que hacía que su cuerpo latiera fuertemente y el calor que generaban ambos cuerpos era mil veces mayor que cualquier fuego azul que Hermione pudiera generar con su varita.

El beso se volvió más violento, y Harry exploró también varias partes del cuerpo de Hermione, se besaron en donde pudieron, se desnudaron poco a poco sin sentir el menor frío. Sin decir una palabra, la noche se lleno sólo de respiraciones agitadas, gemidos, movimientos bruscos y suaves, a veces ella llevando el control, aunque la mayor parte del tiempo Harry lo hacía. Cuando el acto terminó, unos minutos después, como recargados por magia, volvieron las caricias y la excitación, y las respiraciones aceleradas, y volvían a hacerlo con mayor excitación y rapidez; hasta que después de la tercera vez, Hermione se quedó profundamente dormida y Harry tardó unos minutos maravillado, olvidado de los Horrocruxes, pensando en lo genial que la noche había sido.

Cuando despertó Hermione seguía dormida desnuda a su lado. Un sentimiento de culpa cruzó su cabeza, recordó la cara de Ron. ¿Qué haría ahora? Aunque no se arrepentía, había amado esa noche, pero sabía que había actuado mal. Hermione despertó y lo miró con una sonrisa, se paró desnuda y se comenzó a vestir lentamente “Tenemos que movernos” Harry comprobó que el cuerpo de Hermione era sumamente atractivo con o sin alcohol. “Muy bien” dijo Harry.

Movieron todo en silencio, empacaron, se tomaron de la mano y desaparecieron juntos.

Llegada la tarde Harry no pudo evitar tratar de hablar con ella: “Hermione yo…” Hermione no lo dejó terminar “Esta bien Harry, no te preocupes, te prometo que jamás diré una palabra” Harry la miró y un sentimiento de libertad brotó en su pecho “Yo tampoco lo haré”. Se acercó lentamente a ella y le dio un beso suave y cariñoso que ella correspondió de la misma manera. “Bueno voy a leer un poco” dijo ella y Harry salió al exterior a montar guardia, sus pensamientos volaban, recordó Godric’s Hollow, y pensó que era buena idea pedirle a Hermione más tarde, si podían ir.

martes, febrero 19, 2008

Arte nuevo // sexo nuevo // aventura

Arte nuevo

Después de todo así es el arte mi chavo. Para que haya arte nuevo, el viejo tiene que olvidarse…
Y entonces, miré y decidí olvidar.

Sexo nuevo

¡Come corazones! Así me llamaron. ¿Cuántas veces lo has hecho? Varias ya. Para que haya sexo nuevo… (suspiros) en fin… ¿si se entiende? Adiós a la dicha, adiós al amor, adiós a la muerte: te dejo y ya.

Aventura (cíclica)

Las cosas se dan de manera natural. Lo nuestro es natural y se nota, se nota cuando ya termina y cuando vuelve a empezar. Es una aventura natural: cada día diferente, cada día mas intenso, cada día menos intenso, cada día mas desinteresado, cada día dejas pasar más el agua y se acaba. Siempre, se acaba y vuelve a empezar.

martes, febrero 05, 2008

Sol Verde



Una mañana desperté con una sensación de vacío. Había tenido una noche intensamente interesante. Llena de gemidos, llena de sudor, llena de olores y llena de fluidos.

Lo cierto era que vivir en un penthouse de la ciudad de Trántor, donde el único panorama que podía ver era ciudad y mirar al cielo sólo producía una sensación plástica, podría estar afectando lo más profundo de mis sentimientos y psique.

Por otra parte, necesitaba amor. Amor que no podía ser satisfecho por haber dormido con mujeres diferentes cada semana del año trantoriano.

Decidí salir de Trántor en buscar de amor, en busca de alguna respuesta. Conocí mundos muy interesantes: lugares afrodisíacos, lugares de calma total, mundos desérticos, mundos acuáticos, etc. Pero nada funcionó.

La vida es irónica, siempre lo ha sido, y esta vez no fue la excepción. Cuando estaba en un mingitorio del un bar de cuarta en el planeta Kornell, descubrí un garabato donde se intentaba representar nuestra galaxia; en los anillos exteriores había una cruz, como si se tratará de un mapa y decía: sol verde, el placer que muere.

Algo se removió en mi cabeza, mi corazón palpitó más fuerte: estaba seguro, ese era mi destino, ahí encontraría lo que andaba buscando. Emprendí el viaje inmediatamente y tracé rápidamente el curso que la nave debía tomar; calculé cada salto sin parar, cada pársec, cada segundo. Una semana después estaba girando alrededor del último anillo de la galaxia, tarde otro mes en ver la brillantez de un hermoso sol verde.

En su orbita había un modesto planeta, que mi computadora analizó y me mostró lleno de vida, pero primitiva. Aterricé a las 5 de la tarde hora local (cálculo aproximado de mi computadora). Sentía que la vida del planeta fluida a mí alrededor, me quedé a mirar el hermoso paisaje, me tiré en el pasto, me adormile un poco, cuando de pronto lo sentí: algo recorrió mi cuerpo.

Recorrí con mi mirada todo el lugar: mi nave, pasto, unos árboles y un intenso verde apagándose lentamente en el horizonte. No pude ver nada. De pronto sentí de nueva como que algo envolvía mi cuerpo, una sensación de estar cubierto por algo, pero sólo era aire. Luego la tierra se movió un poco, los árboles comenzaron a danzar, y las nubes empezaron a hacer figuras diferentes. De pronto lo entendí: el planeta. El planeta estaba vivo, el planeta me estaba tocando, el planeta quería saborearme y yo quería saborear el planeta.

La sensación fue distinta a todas las que había experimentado, él (ella) podía invadir mi mente, me creaba las imágenes que más me excitaban; exaltaba mis sentidos, tenía sensaciones por todo mi cuerpo, me tocaba pero no lo hacía; podía oler sexo fresco, combinado con otros olores magníficos como tierra mojada, cenizas, perfumes, flores, sudor, etc.

Hicimos el amor por tres días, hasta que mi cuerpo estaba suficientemente débil por falta de comida, y el placer se fue haciendo más tenue, pero el orgasmo se había extendido cada segundo. Comprendí la frase “el placer que muere”, todo ser humano que había pisado este planeta moría por no poder dejar el placer: miré el cielo una vez más y una sonrisa vio desaparecer mi última chispa de vida.