viernes, julio 16, 2010

¿Viajar en el tiempo? Parte 2

Todo lo que sabemos es una conjetura.

Ver parte 1.

La vida era buena. Volver a vivir nuevamente todo con experiencia era como renacer con poderes mágicos. Había ganado el Melate, mi familia tenía más dinero ahora que cuando viví todo por primera vez. Teníamos una casa nueva, la camioneta familiar que siempre quisimos; pero, mi vida personal, era lo que más había cambiado.

Logré mantener a los mismos amigos de siempre, aunque no podía evitar el aburrimiento de sus diálogos inexpertos. Ahora encontraba más diversión con un libro y escuchando donde antes opinaba. También era fácil tomar con completa tranquilidad los problemas que anteriormente me habían parecido una tormenta.

En la escuela era el número 1. En mi primera vida había sido un buen estudiante, con promedios arriba del 8. Ahora, era el mejor de todos. Los maestros me adoraban por mi madurez y capacidad de reflexión. Las vivencias de mi primera vida me hacían más atractivo para mis compañeras, ya que mi mente era varias décadas superior a la de mis compañeros.

Todo era perfecto, pero cambiar el pasado tiene consecuencias y la vida se desarrolló de manera diferente. Los primeros síntomas negativos que descubrí fue el cambio de actitud en mi familia. Aquella familia muy unida, que sabía disfrutar los momentos más simples, se había dejado corromper por una vida de lujos e individualismos. Mis hermanas ya no eran mis amigas, mi mamá pasaba todo el tiempo en reuniones de "sociedad" y la adicción de mi padre al juego, se había vuelto un problema tan grave, que había perdido su trabajo.

Ante esta indeseada situación, tuve que planear soluciones. Cuando cumplí los 18 años (2 años después de mi regresión al pasado), me apoderé de todo el dinero (que finalmente yo había ganado) y lo condicioné. Yo administraría el dinero que gastaban todos, los inconformes tendrían que buscar su propia manera de conseguirlo.

Fue un error. Todos se enojaron, mi familia me odiaba y para colmo, en los primeros días de diciembre, mi papá desapareció. Esta terrible situación nos unió un poco y comenzamos a buscarlo por mar y tierra. Gastamos la mayor parte de nuestro dinero en encontrarlo. Al principio creímos que había sido secuestrado, después, resultados de las investigaciones, solo nos desconcertaban más.

Varios meses después, encontramos a mi padre muerto. Al parecer debía dinero a las personas incorrectas y le habían cobrado con su vida. El mundo se vino abajo, todo lo que una vez creí que podía mejorar, lo había destruido por completo. Lloré por semanas, nadie podía saber que la carga que llevaba era enorme. Yo había provocado esto. En mi primera vida, tomé decisiones prematuras y no pensadas, que me habían ocasionado problemas temporales, pero nada comparado con esta nueva realidad.

Tenía que volver nuevamente al pasado, ya tres años atrás. Tenía que arreglarlo, debía de tomar decisiones más simples, no buscar la riqueza y disfrutar al máximo a mi familia. Nada tenía sentido ahora para mi. Afortunadamente todo tenía solución, con el maravilloso poder de viajar nuevamente al pasado, así que decidí concentrarme en repetir la operación que había realizado en el futuro o en una realidad paralela.

Durante varios días no comí nada, tratando de lograr el mismo estado que había logrado la primera vez que viaje al pasado. Todo era en vano, no podía dejar de pensar en mi padre muerto, en mi mamá destrozada, en mis hermanas desconsoladas y en lo que había sido mi primera vida. Hasta que un día, lleno de cansancio por tantas noches en vela, entré en transe y apareció mi sueño: Todo era igual, excepto una cosa, el mar era rojo, rojo como si se tratará de un mar de sangre. En mi sueño original el mar era azul brillante. Todo lo demás era exactamente idéntico, caminé hasta la fila donde la estatua me interrogaría y hablaría de mis pecados. Decidí repetir el proceso como lo había hecho la primera vez, corrí con todas mis fuerzas evadiendo a la estatua hacia la entrada, el sueño empezó nuevamente a desvanecerse como la primera vez y abrí los ojos.

Mi entorno era extraño, se oía crujir madera en una chimenea. Las pareces eran de madera rústica y había una ventana justo frente a mis ojos, afuera nevaba. Esto no lo había vivido antes ni después. Me paré y sentí que veía las cosas desde una altura desconocida, mi cuerpo era robusto. Desesperado busqué un espejo y encontré una mirada desconcertada, un hombre con panza pronunciada, con pómulos saltados, abundante bigote y camisa de cuadros.

Desde lo lejos escuché una voz femenina "Jaime, ¿ya te levantaste?, ven a desayunar".

Y de pronto lo supe… ¡alguien tenía el mismo sueño que yo, con una mínima diferencia y eso me había hecho viajar, pero no en el tiempo, si no en el espacio! ¿Dónde estoy?