martes, noviembre 01, 2011

Humanidad y tecnología


El día de ayer se declaró que la humanidad llegó al número 7 mil millones. El crecimiento de la humanidad se ha dado de manera exponencial en los últimos siglos debido a la revolución industrial y tecnológica que se ha gestado en el mundo. En todos estos cientos de años, hemos olvidado la preocupación que consternó a Malthus a principios del siglo XIX porque, la ciencia y la tecnología transformaron la realidad a grandes saltos.

Malthus estaba preocupado por el crecimiento acelerado de la población, debido a las limitantes de recursos de la tierra que tenía rendimientos decrecientes, para Malthus éstos escasearían y no serían renovables, la conclusión lógica era que la población no podría crecer infinitamente sin que atrajera grandes catástrofes.

La visión obscura de Malthus se vio eclipsada por los nuevos descubrimientos del siglo XIX. El descubrimiento de nuevas formas de energía como el carbón y nuevas formas de utilizar esta energía como las máquinas de vapor, hicieron posible una revolución tecnológica sin precedentes. A finales del siglo XIX se comenzó a utilizar la electricidad, después vino el petróleo y un sinfín de avances tecnológicos que mejoraron el bienestar de millones de personas.

En las últimas décadas no ha pasado nada parecido. La energía atómica ha resultado demasiado peligrosa, pues aún rebaza nuestra capacidad de controlar sus efectos negativos. Los inventos creados por la humanidad han sido para hacernos la vida más fácil con simplicidad y cosas triviales. ¿Cuánto fue la última vez que hubo un cambio sustancial? Quizá con el invento del internet y la computadora. Sin embargo, veo a la gente en los periódicos afirmando que una persona que inventó el último juguete (Ipad e Iphone) se le considera un genio. ¿Qué pasaría si no se hubiera inventado el Ipad? Nada. ¿Mejoró sustancialmente el bienestar de las personas? No.

No soy especialista en el tema, ni pretendo serlo, pero me gustaría usar un par de ejemplos para ilustrar el problema en que la especie humana se encuentra sumergida. El trabajo de mi esposa está relacionado con desarrollo sustentable y el uso de recursos renovables. Hace poco asistió a una conferencia donde se estaba hablando del tratamiento de aguas residuales. La propuesta era hacer un tratamiento del agua para poder utilizarla nuevamente, principalmente en actividades agrícolas. Todo el planteamiento era muy elaborado, sonaba complicado porque se tenía que modificar la infraestructura de toda la ciudad, había que instalar plantas especiales que gastaban mucha más energía, se necesitaba hacer una campaña ciudadana para que cambiaran al cultura de la ciudad donde se pretendía implementar, etc. En resumen, la solución era sumamente costosa, pero era un planteamiento de punta, donde se ahorraría algo así como 3% del agua.

¿Estamos planteando las cosas por el buen camino? A finales del siglo XIX, la ciudad de Nueva York era un caos sanitario. El aumento de la población y del nivel de vida de los ciudadanos, había hecho posible que casi todas las personas tuvieran carretas, para lo que se necesitaba caballos. Las estimaciones eran que había alrededor de 5 caballos por habitante de Nueva York. Evidentemente esto tenía consecuencias negativas: había estiércol de caballo, caballos muertos, consumo excesivo de agua y muchas enfermedades se propagaban más rápido debido a que no había suficientes personas para limpiar todo este caos. El alcalde de Nueva York hizo varios foros para tratar de encontrar solución a este problema. Las soluciones les sonaran similares: restringir el agua, subir el impuesto sobre las carretas, trasportar el estiércol a las afueras de la ciudad para que fuera aprovechado por la agricultura (claro, con más carretas con más caballos), etc. Nadie encontraba una solución tajante al problema, pero una mente creativa lo solucionó, sin si quiera estar pensando en eso: Henry Ford.

El automóvil fue un salto cuántico en tecnología de transporte que hizo posible encontrar una solución 100% efectiva al problema sanitario de ese momento.

¿Por qué estoy preocupado? Porque no veo saltos tecnológicos así. Nuestro medio de transporte más rápido es el avión que se inventó hace más de 100 años. Nuestra principal fuente de energía sigue siendo los hidrocarburos, que se empezaron a utilizar hace más de 70 años. La comunicación si ha avanzado mucho, pero sustancialmente sigue siendo internet y teléfonos celulares, el primero inventado hace 50 años y el otro hace 30. ¿Qué ventajas ha tenido el avance en la tecnología? Vendernos gadgets. Los gadgets no sirven para nada esencialmente, solo hacen la vida sencilla para cosas triviales. Miles de grandes técnicos se dedican a desarrollar apps que nos ayudan a sacar la propina en un restaurante, nos dicen cuál es la temperatura ambiente, donde está el antro de moda, nos ayudan a distraernos del trabajo con juegos simples, etc.

No digo que no se avance NADA. Ha habido avances evidentes en salud, es por eso que vemos un incremento sustancial en la esperanza de vida. También es cierto que no es posible saber en qué se está trabajando. Es posible que haya científicos trabajando en futuros inventos que llevaran a la humanidad nuevamente por una senda de crecimiento.

El problema actual es que el avance está enfocado a los incentivos de nuestro sistema económico materialista. La velocidad de avance tecnológico se ha concentrado en cosas triviales que no han ayudado a mejorar la calidad de vida sustancialmente o a resolver nuestros problemas vitales, como jueguetitos tecnológicos y rediseños simpáticos de lo que ya existía, ¿por qué? Porque es más fácil de vender. Por eso, cuando veo páginas (http://www.bbc.co.uk/news/world-15391515) donde predicen que en 2030 necesitaremos dos Tierras para poder mantener el mismo nivel de vida y recursos, o que en 2083 seremos 10 mil millones de seres humanos en el globo, es necesario preocuparse.

Espero desesperadamente que la humanidad despierte pronto de su letargo, quizá necesitamos un cambio de paradigma, quizá una nueva escala de valores, quizá estamos ante el final de la era occidental y el nacimiento de nuevas potencias, con nuevos valores, que vuelvan a encauzar la creatividad por un camino más optimista.