martes, septiembre 30, 2008

Vaquera Galáctica parte III: la revolución rojiza

“Es hora de volver y todo comienza aquí”


Fueron las palabras que Marina Chamber dijo en la conferencia. Habían pasado varios años desde que despertó en la orilla de la vía láctea. Lloró muchos días, despertó a la armada y muchos lloraron también. Afortunadamente a bordo de las naves había gente de varias profesiones que podían iniciar una nueva civilización en el último anillo de la galaxia.


Al principio fue difícil. Era una situación desastrosa. Si querían volver al centro de la galaxia tardarían otros 200 años en llegar por lo que tuvieron que colonizar el primer mundo habitable que estaba a su alcance y tardaron 15 años en lograrlo. Sin embargo, después de 20 años de la famosa fecha que ahora en el argot de Nuevo Marte era llamado “el despertar”, un científico de la vieja Tierra había probado el motor que una vez había inventado Hari Likelihood… y funcionaba.


Marina como la líder eminente de lo que quedaba de la humanidad daba su discurso ante una población de 3 millones de personas, sin tomar en cuenta los niños que habían nacido en Nuevo Marte. “Es hora de volver y todo comienza aquí”… “hemos esperado muchos años nuestro regreso, sé que muchos de ustedes tienen familia aquí y no les obligo a seguirme, pero es nuestro deber luchar por el regreso de la humanidad a lo que le pertenece, es nuestro compromiso con la historia restaurar la Confederación y volver todos a nuestro hogar”. Terminado de decirlo, la muchedumbre estalló en aplausos y gritos, sin embargo, el máximo opositor de Marina desde que habían llegado a Nuevo Marte, el teniente general Lucas Mundertmont permanecía en silencio, esperando que la pasión se apaciguara.


“Estimada Marina” comenzó mientras todos guardaban silencio para escucharlo, “podemos lanzar una ofensiva como tú dices, sin siquiera saber que está pasando en el centro de la galaxia. Hace más de doscientos años que partimos, y tenemos un mundo aquí, una nueva razón para vivir. Nos hemos organizado diferente a la confederación, somos una comuna con la que ningún socialista soñó alguna vez. Aquí todos somos iguales, desde el científico que revivió el motor Likelihood hasta el obrero que corta la madera para construir nuestras casas. ¿Porqué forzar el cauce natural de las cosas? Somos NUEVA humanidad, hay que preparar nuestra defensiva y expandirnos por los planetas hasta que choquemos con fuerzas extraterrestres”. Cuando Mundertmont terminó de hablar hubo silencio en toda la sala, la gente estaba reflexionando: Lucas Mundertmont tenía razón, no era racional emprender una misión sin futuro, Nuevo Marte tenía todo lo que ellos necesitaban, todos eran tratados con el mismo respeto, no había necesidad (aún) de violencia, todos se involucraban en la planeación del futuro, todo era perfecto, Nuevo Marte tenía tantos recursos que parecía un paraíso.


Marina miraba a Lucas con odio, miró a la gente y habló con delicadeza: “Yo no pienso obligar a nadie de este amado pueblo a seguirme, entiendo lo que dice gente cobarde como Lucas, pueden quedarse aquí y esperar que enemigo los aniquile o pueden ir conmigo a buscarlos y a recuperar lo que es nuestro…” una voz interrumpió: “pero, la Confederación ya no existe, sólo la comunidad de Nuevo Marte, eso es lo que nos pertenece” la muchedumbre comenzó a gritar “SI, SI”. Lucas sonrió y alzó la mano en un gesto que implicaba silencio, la muchedumbre guardó silencio otra vez “Marina, ¿Porqué no vas tú a explorar al centro galáctico? Si encuentras que los alienígenas todavía habitan ahí, o encuentras incluso algún lugar aislado donde habiten seres humanos, yo seré el primero en ir contigo a luchar”. La gente asintió esperando la respuesta de Marina “Muy bien, iré sola a buscar nuevamente nuestro hogar y recuperar la dignidad de la humanidad”. La gente gritó de nuevo, y empezó al unísono como una sola voz estruendosa “Nuevo Marte, Nuevo Marte”.


Marina bajó las escaleras del centro de conferencias para salir tomar aire fresco en el hermoso bosque neomarciano cuando sintió una mano en el hombro, era Mary Nerv, la inventora que revivió el motor Likelihood. “Sabes que él buscaba que te fueras para tomar el poder de Nuevo Marte” Marina asintió “si, no me importa”. Mary suspiró “te acompañaré y lo mismo harán muchos más”.