jueves, noviembre 20, 2008

Más terrorismo poético

Abraza la leyenda, el poder y la infinita resistencia. El terrorismo poético es un acto deliberado de ataque a tus semejantes mediante recursos no violentos.


Escupe a la cara de tus amigos algunos versos mal logrados, ahógalos con frases semi-profundas, convierte sus espacios en zonas de terror injustificado.


Recuerda el objetivo: provocar, hacer sentir, recordar a la humanidad su origen animal, presentarle al individuo varias facetas que lo harán sentir multicolor.


Escribe una prosa llena de alegorías, de metáforas, comparaciones e imágenes. Inventa palabras que no existen y luego hazlo público. Reflexiona frente a alguien temas intrascendentes, como la magia fantasmagórica de los algoritmos computacionales y como pueden modificar archivos de Office.


Intercambia miradas profundas con personas temerosas, recuérdales de sus miedos, conviértelos en presa de algo que no creen; así también, debes dar valor a los valerosos y provocar el desborde de sus emociones.


Puedes creer en las hadas y los duendes y divulgarlo como una verdad científica. Tu mejor arma es el sofismo, defiende lo indefendible, aprende de las emociones ajenas, provoca odio y amor al mismo tiempo, has que la vida cambie sus cursos normales sin importar el costo.


Ataca un muro con grafiti, usa distintos idiomas, habla con música, cámbiale el acento a las palabras, vuélvete indescifrable, volátil, ataca sin dar un paso atrás…


Después de todo:


Crimen como arte, arte como crimen.

viernes, noviembre 07, 2008

El conocimiento nos limita



Todos queremos cambiar el mundo, transformar nuestro entorno. Unos buscan poder, controlar, manipular, aplastar y en eso se basa su felicidad. Otros buscan bienestar, pero pocas veces logran hacer algo.


Todos queremos ver el mundo como debería, pero cada quien tiene su “debería”. Unos lo pintan de azul, otros prefieren muchos colores, otros cuantos preferirían ver el sonido en vez de escucharlo y finalmente algunos preferirían alimentarse de sueños.


Todos queremos ser felices, muchas veces lo logramos, muchas veces el sentimiento es instantáneo, es por eso que vale tanto, por ser efímero.


Todos queremos tomar las decisiones correctas, si nos equivocamos quisiéramos volver atrás y volverla a tomar, pero tan sólo imaginar lo caótico que sería el mundo si todos pudiéramos editar la película me da nausea, y vomito flores encima de los soles más ardientes.


Todos queremos ser humo de vez en cuando, meternos por todas partes, en todo momento, sentir lo que es rodear un objeto y hacernos su piel, sin embargo, mentes limitadas, orgullo, demasiada fe en nuestra racionalidad y en los libros, nos limitan siempre.