Esperaré, moriré y reviviré. Seré tu zombie atado en el árbol de tu patio. Y cuando la arena se haya lavado en el mar y los ríos se hayan secado, estaré ahí al final, debajo del lodo, entre tus uñas, en tu ropa sucia, en kleenex con tus mocos, estaré esperando.
Cuando hayan acabado las guerras del mundo, cuando no haya más humanidad y la vida se haya movido de planeta en planeta, yo seguiré esperando, siguiendo tu alma, pegado como musgo en tu pierna, lamiendo tus pisadas, respirando cada cosa que tus manos hayan tocado, escondido entre tu sombra, rascando tu espalda por las noches y metido entre tus dientes.
Te esperaré por siempre, aunque me lleve una eternidad o dos, me convertiré en el big-bang por ti, no vacilaré, esperaré y cuando todo llegue a su fin, cuando la luz se haya ido y la obscuridad no te permita ver, ahí estaré, cuidándote, a tu lado, siguiéndote hacia la obscuridad.