Estoy rodeado de gente en un salón bastante amplio, con sus colores brillantes, perlas, alfombra roja, sombrillas multicolores, candelabros dorados con diamantina. Mi rostro es multiforme y tengo un antifaz para dar contorno a mis gestos. Se acerca mrs. Blue y me dice que tenga cuidado porque me la pueden quitar… la dama de amarillo danzando alrededor, sola, y los hombres no le quitan la mirada. Me acerco a ella cautelosamente y le tomo la mano enguantada, la abrazo fuertemente y danzamos, girando, girando, girando, estrellas, lunas, tornados, azulados, trastocados que… me envuelven y me pierdo en un beso lleno de saliva con olores de frambuesas.
Otro lugar diferente, todo cambió. Camino por la calle de la verdad… otra vez … y de pronto un cerco pequeño color negro terminado en punta de flecha me recuerda que, en otros tiempos ahí viví una infancia adolescente. Decido tocar y esperar a la chica de rosa. Sale y en efecto también me recuerda pero siempre hay un complicado sabor de molestia para ambos, una comezón entre la espalda, el cuello y el pasado. Platicamos largo rato y todo sigue igual que antes pero ahora con otros tonos y colores. Mejor no tocar el tema. Vámonos lejos de aquí para poder bailar a la luna y al sol, juntos en mi carro color cafesito. En el recuerdo tengo que dejarme caer para descubrir un nuevo sol, quizá esta vez ya no sea amarillo naranjado.
Otra vez mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario