Yo siempre insistí: hace 200 años que la humanidad debió dejar de existir. Nadie me hizo caso. Cuando llegué a la presidencia del gobierno federal en 2212, mi discurso giró en torno a ese tema, 4 años después, no me pude reelegir, mis amigos me odiaron, mi partido me expulsó, mi esposa me dejo y desde entonces no he vuelto a ver a mi hija.
¿Pero qué dicen ahora? Dejarlos vivir si resultó un peligro para nosotros. Mis adversarios me llamaron genocida, que la vida se respeta y que no fuimos creados para ese propósito. ¿Qué mal podrían hacernos esos seres inferiores constituidos por débil carne? Nosotros, los amos absolutos de la Tierra, superiores en inteligencia, hechos de materiales resistentes, invencibles ante los gérmenes que una vez causaron estragos a la humanidad, capaces de vivir sin aire, sin alimento, sin agua… ahora, no somos nada.
Los hackers lo lograron. El grupo revoltoso de humanos, que se escondían en las cloacas, lo lograron. En nuestra programación no estaba previsto, nuestro error ha sido simple: arrogancia. Creímos que el hombre había creado algo perfecto: nosotros. Ahora, el mismo hombre, lleno de temores, envidias, dolores, el hombre mortal, nos ha condenado a morir por nuestra propia mano.
Un virus. Irónico, la palabra que evolucionó de un ser orgánico a una serie de algoritmos fue ignorada por siglos. La palabra que causo estragos a la humanidad, ahora hace lo mismo con nosotros. Desaparecieron los doctores de nuestra clase, ya no era necesario que existieran vacunas y antivirus. Ahora, el virus cibernético, entró a la red y es capaz de mutar, se trasmite por el simple contacto de nuestros cuerpos metálicos. Nuestros poderosos cuerpos son nuestra perdición, el metal es conductor.
El virus, debido al incomprensible sarcasmo de la humanidad, lleva el nombre de Robo-Zombie. ¿Los efectos? Hacer que nos comportemos violentamente, nos ataquemos los unos a los otros y propaguemos el virus. El imperio Robot ha caído, si alguien encuentra este manifiesto serán esos horrendos primates orgánicos y se burlaran, pero quería dejar vestigios de lo que fue una efímera cultura de 2 siglos. Cuánta razón tenía, pero mi victoria me sabe amarga… creo que ya vienen, escucho ruidos en la puerta… adiós, mis hermanos, adiós mundo eléctrico, llevaré siempre en mis circuitos… NOOO.