Yo también me sorprendí cuando mis jefes (César Hernández Director General de Comercio Exterior de la SE y Lorenza Martinez Subsecretaria de Industria y Comercio de la SE) me pidieron que hiciera un análisis para identificar el porcentaje de integración nacional que tienen las plantas manufactureras del programa IMMEX. - ¿Para qué?- Pregunté.
Después de investigar y hablar directamente con César Hernández, me dijo que el plan era negociar con Hacienda reducir el régimen de maquiladora pura. Actualmente, las maquiladoras puras son consideradas aquellas que utilizan menos del 10% de sus insumos nacionales, estas empresas tienen privilegios fiscales (pagan menos impuestos).
El objetivo de la Secretaría de Economía es incrementar este porcentaje en una primera etapa a 35%, así las empresas manufactureras tendrán más incentivos a comprar insumos nacionales sin miedo a perder su beneficio fiscal. ¡La política actual penaliza el encadenamiento productivo!
Al mismo tiempo, la SE planea dar otros apoyos a aquellas cadenas que tengan un porcentaje mayor de integración nacional, por ejemplo, facilitando trámites, creando regímenes especiales, etc.
La vida era buena. Volver a vivir nuevamente todo con experiencia era como renacer con poderes mágicos. Había ganado el Melate, mi familia tenía más dinero ahora que cuando viví todo por primera vez. Teníamos una casa nueva, la camioneta familiar que siempre quisimos; pero, mi vida personal, era lo que más había cambiado.
Logré mantener a los mismos amigos de siempre, aunque no podía evitar el aburrimiento de sus diálogos inexpertos. Ahora encontraba más diversión con un libro y escuchando donde antes opinaba. También era fácil tomar con completa tranquilidad los problemas que anteriormente me habían parecido una tormenta.
En la escuela era el número 1. En mi primera vida había sido un buen estudiante, con promedios arriba del 8. Ahora, era el mejor de todos. Los maestros me adoraban por mi madurez y capacidad de reflexión. Las vivencias de mi primera vida me hacían más atractivo para mis compañeras, ya que mi mente era varias décadas superior a la de mis compañeros.
Todo era perfecto, pero cambiar el pasado tiene consecuencias y la vida se desarrolló de manera diferente. Los primeros síntomas negativos que descubrí fue el cambio de actitud en mi familia. Aquella familia muy unida, que sabía disfrutar los momentos más simples, se había dejado corromper por una vida de lujos e individualismos. Mis hermanas ya no eran mis amigas, mi mamá pasaba todo el tiempo en reuniones de "sociedad" y la adicción de mi padre al juego, se había vuelto un problema tan grave, que había perdido su trabajo.
Ante esta indeseada situación, tuve que planear soluciones. Cuando cumplí los 18 años (2 años después de mi regresión al pasado), me apoderé de todo el dinero (que finalmente yo había ganado) y lo condicioné. Yo administraría el dinero que gastaban todos, los inconformes tendrían que buscar su propia manera de conseguirlo.
Fue un error. Todos se enojaron, mi familia me odiaba y para colmo, en los primeros días de diciembre, mi papá desapareció. Esta terrible situación nos unió un poco y comenzamos a buscarlo por mar y tierra. Gastamos la mayor parte de nuestro dinero en encontrarlo. Al principio creímos que había sido secuestrado, después, resultados de las investigaciones, solo nos desconcertaban más.
Varios meses después, encontramos a mi padre muerto. Al parecer debía dinero a las personas incorrectas y le habían cobrado con su vida. El mundo se vino abajo, todo lo que una vez creí que podía mejorar, lo había destruido por completo. Lloré por semanas, nadie podía saber que la carga que llevaba era enorme. Yo había provocado esto. En mi primera vida, tomé decisiones prematuras y no pensadas, que me habían ocasionado problemas temporales, pero nada comparado con esta nueva realidad.
Tenía que volver nuevamente al pasado, ya tres años atrás. Tenía que arreglarlo, debía de tomar decisiones más simples, no buscar la riqueza y disfrutar al máximo a mi familia. Nada tenía sentido ahora para mi. Afortunadamente todo tenía solución, con el maravilloso poder de viajar nuevamente al pasado, así que decidí concentrarme en repetir la operación que había realizado en el futuro o en una realidad paralela.
Durante varios días no comí nada, tratando de lograr el mismo estado que había logrado la primera vez que viaje al pasado. Todo era en vano, no podía dejar de pensar en mi padre muerto, en mi mamá destrozada, en mis hermanas desconsoladas y en lo que había sido mi primera vida. Hasta que un día, lleno de cansancio por tantas noches en vela, entré en transe y apareció mi sueño: Todo era igual, excepto una cosa, el mar era rojo, rojo como si se tratará de un mar de sangre. En mi sueño original el mar era azul brillante. Todo lo demás era exactamente idéntico, caminé hasta la fila donde la estatua me interrogaría y hablaría de mis pecados. Decidí repetir el proceso como lo había hecho la primera vez, corrí con todas mis fuerzas evadiendo a la estatua hacia la entrada, el sueño empezó nuevamente a desvanecerse como la primera vez y abrí los ojos.
Mi entorno era extraño, se oía crujir madera en una chimenea. Las pareces eran de madera rústica y había una ventana justo frente a mis ojos, afuera nevaba. Esto no lo había vivido antes ni después. Me paré y sentí que veía las cosas desde una altura desconocida, mi cuerpo era robusto. Desesperado busqué un espejo y encontré una mirada desconcertada, un hombre con panza pronunciada, con pómulos saltados, abundante bigote y camisa de cuadros.
Desde lo lejos escuché una voz femenina "Jaime, ¿ya te levantaste?, ven a desayunar".
Y de pronto lo supe… ¡alguien tenía el mismo sueño que yo, con una mínima diferencia y eso me había hecho viajar, pero no en el tiempo, si no en el espacio! ¿Dónde estoy?
Cuidado con lo que sueñas… puedes despertar en la luna.
Siempre quise viajar en el tiempo, pero todas las leyes de la física me lo impedían. Justo cuando cumplí 70 años, cerca de la muerte, fue cuando decidí que viajar en el tiempo era primordial. Se convirtió en mi gran obsesión, leí muchos libros, investigué todo tipo de fuente, exploré todos los folklores y ciencias del mundo, no encontraba nada concreto.
Me preparé por si algún día lo lograba. Memoricé todos los números del Melate cuando el premio llegaba a la cúspide. Aprendí de deportes y sus estadísticas. Mi objetivo era viajar al pasado y vivir una gran vida en el tiempo que me tocó vivir, no pretendía vivir un pasado que no me perteneciera, ni tampoco un futuro.
Finalmente encontré algo contundente. Lo encontré en un foro de internet, milagrosamente, algo que se veía absurdo pero a la vez muy lógico. Una persona aclamaba haber aprendido a viajar en el tiempo, pero temía probar su teoría. La única forma dehacerlo era a través de los sueños, la forma era crear un estado mental de vigila, posteriormente recordar un sueño en el pasado que contuviera exactamente lo mismo, es decir, que fueran mediblemente iguales.
¿Cómo se mide los sueños carajo? Fue lo primero que pensé. Una vez descifrado exactamente el tamaño espacial y temporal de un sueño pasado, uno podía concentrarse para entrar en un estado especial se donde recreara el sueño, una vez dentro del sueño, podía despertar en el pasado, pero en el mismo cuerpo, años atrás, con todos los conocimientos adquiridos en vida.
Increíble. Después de años de investigación, me encontraba con las anotaciones de algún loco que había descubierto algo, en teoría. ¿Valdría la pena probarlo? El autor de la teoría temía resultados catastróficos. Lo más probable es que sólo se pudiera viajar al pasado (contrario a la teoría de la física), y por otra parte, no sabía si el sueño solo era intertemporal, quizá podría trasladarnos a otra dimensión, totalmente hostil a la vida común del ser humano.
Sin mentir, confieso que leí el texto del foro como unas 20 veces, pero no podía interpretar todo correctamente. Decidí contactar al autor, le puse al tanto de mi obsesión y que debido a mi edad, tenía valentía demás para intentar utilizar su método de viajar en el tiempo. Pasaron meses y perdía la esperanza, cuando un día en mi correo electrónico estaba la respuesta. La persona (la llamaré Señor X) estaba dispuesta a verse conmigo, si estaba consciente de todos los peligros en los que podía incurrir.
Nos vimos una noche de junio, el Señor X era una persona alta, de ojos café penetrante, barba blanca y piel blanca, además tenía una extraña cicatriz en su ojo izquierdo. Me explicó que cuando viajara al pasado, el futuro dejaría de existir, entraría a una nueva realidad, es por eso que no podría volver al futuro. "Ni a quien le importe" le contesté someramente. También me dijo que tenía que hacer todo lo posible para recordar un sueño recurrente de mi juventud, que si elegía un sueño recurrente, sería más fácil atinar al tamaño exacto del sueño cuando lo recreara.
Prometimos reunirnos en una semana, para tratar de entrar en trance y evocar el sueño. En esa semana pensé arduamente en sueños de mi juventud. Después dedos días tenía claro el sueño que debía utilizar: Cuando estaba en preparatoria tuve un sueño recurrente en el que moría, después mi alma se transportaba a una hermosa playa de mar azulísimo, me acercaba a una tremenda fila para entrar al cielo, justo en la entrada había una estatua que cuestionaba mis pecados cometidos en vida, la estatua decidía que yo no era apto para entrar y entonces despertaba bañado en sudor.
Nunca entendí el significado del sueño, si es que existe alguno. En esos tiempos mi fe en dioses y deidades había desaparecido.
Decidí utilizar el sueño el día que nos reunimos el Señor X y yo. A él le pareció el sueño adecuado y empezamos. La idea era entrar en transe y meditar, concentrarse en el sueño. El Señor X me ayudó poniendo somníferos en una pepsi y me dijo "prométeme por favor que sólo usarás este método una vez", se lo jure por la vida y después me concentré. Tarde varios minutos en entrar en el transe correcto, pero de pronto ahí estaba, era mi sueño, se estaba repitiendo tal cual, pero esta vez yo era consciente del sueño.
Caminé por la enorme fila ignorándola y llegué a en donde estaba la entrada al cielo, y la estatua me habló nuevamente de mis pecados, como ocurría siempre en mi sueño. De repente, cuando sabía que mi sueño iba a acabar, corrí con todas mis fuerzas hacia la entrada, la estatua gritaba "DETENTE", pero corrí y corrí, de repente, el mundo del sueño empezó a desaparecer y escuché una vez "despiértate, despierta ya". Abrí los ojos lentamente y vi la pared de mi cuarto: Pop Art, estrellas plateadas, pared gris, poster de Monet y mi padre cejudo, con abundante bigote dijo: "Levántate ya Luis, ya nos vamos a las Vegas". Indudablemente era el pasado, ¡Lo había conseguido!
Después de todo el año si ponder escribir he regresado. El problema radicaba en que mi trabajo tiene bloqueado la página de blogger, entre otras cosas. Generalmente mi hora de escribir es en la mañana, ya que por la tarde, al llegar a mi casa, prefiero hacer otras cosas.