martes, noviembre 27, 2007

El verdadero amor de una princesa

Dedicado a mi Ranma

Hace mucho tiempo vivió en un castillo de piedra azul una hermosa princesa de piel blanca como las nubes de verano, ojos grandes y verdes como el pasto, boca pequeña y roja como una manzana y cabello rojo como el fuego.

La princesa era delicada, frágil y estudiosa. Su padre, el rey, estaba preocupado por encontrar un nuevo heredero para trono, y siendo la princesa su única hija, y que la reina trágicamente había muerto hacía algunos años, la solución era que la princesa se casara y le diera un heredero.

Por decreto oficial miles de apuestos príncipes y un que otro noble con aspiraciones de poder, se enfilaron al palacio para conocer a la princesa y tratar de conquistarla. Después de varias sesiones la princesa estaba agotada y seguía sin encontrar a ningún príncipe atractivo. La princesa realmente trataba de encontrar algo importante, algo que se fundiera con su alma y la hiciera sentir especial, sin embargo era algo difícil de encontrar en ese grupo de príncipes mediocres, acostumbrados a una vida fácil en palacio.

De pronto entró un joven hermoso, de cabello corto y undulado color negro, su piel era tan blanca como la de la princesa, manos suaves, corta estatura, delgado y con ropas holgadas. Fue anunciado como un príncipe de un reino perdido en el fin del mundo. El rey lo miró inquisitivamente y el príncipe regreso la mirada con sus ojos cafés obscuros, sin ningún titubeo. La princesa sintió un fuego crecer un su interior, un sentimiento que no había sentido nunca en sus 17 años de vida, una excitación interna llena de explosiones en su vientre.

Le dijo algo a su padre en el oído y todos los demás fueron despachados, sólo quedó ese pequeño príncipe delicado y perfumado. “¿Cómo te llamas?” preguntó el rey: “Evisen”. Fue la única respuesta y las palabras quedaron marcadas en lo más profundo de la princesa.

Esa misma noche comenzaron los preparativos para la boda y en una semana estaban casados. Por la noche, al fin, Evisen y la princesa estaban solos. Evisen tocó suavemente a la princesa y su mano comenzó a recorrer su cuerpo, mientras la princesa comenzaba a hervir en su interior, sus pensamientos volaban libres y sus instintos más profundos despertaban al contacto de su piel con la Evisen. Entonces Evisen paró, la miró profundamente y dijo: “tengo que decirte algo”. La princesa asintió, y Evisen continuó: “¿me amarás pasé lo que pasé?” “hasta el fin del mundo” fue la respuesta de la princesa.

“Soy mujer” cuando estas palabras salieron de su roja boca y penetraron en la mente de la princesa, Evisen ya estaba desnuda. La princesa titubeó, la observó, y todas las reglas morales que habían sido profundamente marcadas desde pequeña brotaron haciéndola sentir sucia, sin embargo al ver el cuerpo bien formado de Evisen, sus pechos firmes, sus piernas largas y su pequeña cintura, su mente enloqueció.

Evisen la observaba, en su mirada se veía un fuerte deseo por poseer a la princesa. La princesa no pudo más, su deseo la dominó por completo y se lanzó sobre la frágil Evisen mordiendo fuertemente sus labios y recorriendo con sus manos todo su cuerpo. Ambos cuerpos se entrelazaron toda la noche y se hicieron las cosas más prohibidas que habían anunciado los profetas como indicio del fin del mundo, pero el placer y el deseo insaciables encontraron su fin al amanecer, cuando ambas quedaron profundamente dormidas, exhaustas y complacidas.

Nadie descubrió la entidad de Evisen, y las princesas se amaban en secreto, se besaban frente a la gente, y el morbo y la emoción de que nadie sabía su secreto, incrementaba su deseo. Pero como todo en la vida, el deseo se fue trasformando, y las caricias, poco a poco dejaron de ser carnales y se hicieron más metafísicas. El amor, lentamente, dolorosamente, como un conjunto de espadas que brotan en el pecho, fue creciendo, y con él, el miedo a ser separadas.

Esta historia termina feliz. El rey murió unos años después, sonriendo, con la esperanza de que su reino estuviera a salvo con un próximo nieto que jamás llegaría. Las princesas ascendieron al poder y se amaron por siempre, sin ser descubiertas nunca por nadie. Inventaron toda clase de placer y se amaron sin falta, cada segundo de sus vidas. Finalmente cuando un día murieron ambas al mismo tiempo (nunca se supo si fue planeado así), el reino supo que había sido gobernado por dos mujeres, el mundo cambio, y el reino desapareció y quedó olvidado por siempre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Storm.. in the morning light
I feel
No more can I say
Frozen to myself"

Desde la primera vez que la escuchamos juntos esta canción tiene otro significado, un recuerdo más...

"Ambos cuerpos se entrelazaron toda la noche y se hicieron las cosas más prohibidas que habían anunciado los profetas como indicio del fin del mundo"

Tu Ranma

Anónimo dijo...

Puta que chingon!
haz mas historias asi men!

Anónimo dijo...

yo quiero ser TU ranma tambien :)