viernes, octubre 02, 2009

El árbol de las hojas de pájaro

¡Magia negra! Los habitantes del mundo de Marús estaban asustados. Zopilotes revoloteaban en sus cabezas, árboles secos desloaban las praderas y las brujas habían vuelto. El que una vez había sido hermoso, ahora era sombrío y tétrico en escala de grises. Algo se tenía que hacer, no se podían olvidar de todo y dejarse caer en el espiral de obscuridad.

Entre los grandes hechiceros, entre los grandes mago-guerreros, entre un sinfín de criaturas poderosas, el pequeño, pero no por eso menos inteligente, Thundbir fue llamado por los 4 reyes mediterráneos. Thun era un pequeño simirciano, habitante de la zona congelada de Sirmicia, trabajador del hielo y dominador de la magia azul.

Su misión era ir al corazón de Marús, al punto de equilibrio y vida del planeta: el árbol de las hojas de pájaro. Se decía hace muchos años, cuando el polvo se convertía en luz a voluntad, que todo ser viviente, incluso los reyes, provenían de la energía de un hermoso árbol, que en vez de hojas, tenía plumas de de pavorreal y de fénix, y una mezcla de colores orgásmicos. Dentro de este árbol habitaba una princesa, y gracias a su belleza, empatía y calor, el árbol se mantenía con vida. Seguramente – decían los reyes, consejeros, hechiceros, saltimbanquis, osos y arboleros – esa era la razón de decadencia de Marús. Algo debía andar mal con el árbol y con la princesa.

Partió el valiente héroe a salvar el mundo de Marús. ¿Sería su salvación o su perdición? Lo que muchos seres nos sabemos, y que todos suponemos, es que la elección mágica, astrológica y estrambótica de un héroe, no necesariamente tiene las consecuencias esperadas. ¿Es verdad que el amor siempre es hermoso? Esta vez, seguramente, te cuestionarás todos tus preceptos de lo bello, lo malo y lo correcto.

Cuando Thun, después de muchas peripecias – no hay que olvidar que llegar al árbol de las hojas de pájaro, no era para nada tarea fácil – alcanzó el hermoso árbol, dador de vida, lleno de armonía, colores y majestuosidad, y se encontró que sólo le quedaba una sola pluma. Entró cauteloso, receloso y con la gracia de un oso. En el centro, en una silla plateada, con la hermosura de un hada, estaba la princesa sentada.

¿Cuál es tu problema princesa? ¿Por qué estás triste? La respuesta una lagrima fue, y Thun encogió su corazón. ¡Ah!, pero las cosas cambiaron su curso rotundamente, cuando la princesa levantó la mirada y vio a Thun. El deseo de besarse, de estrecharse y tocarse, fue el sentimiento más devastador y energético, que hasta la montaña más sólida de las montañas, se hubiera derretido como lava ardiente.

¡El amor!, aparece repentino, sin avisarnos. Después de un largo beso, el árbol resplandeció inmediatamente y el mundo se cubrió de sol.

Pero no fue un final feliz, porque la historia no termina aquí. Ante los festejos de los reyes, las algarabías de los bufones y payasos, se presentaría, un sortilegio insuperable. El amor de la princesa y Thun era infinito, tanto como para no conformarse con sacrificar la energía de la princesa en mantener a todo un mundo. Ella quería darle todo a él, querían festejar su amor con siglos de eterna felicidad, querían escaparse, nadar en todos los lagos del universo, tener mil orgasmos bajo la luna y masticar cada segundo de sus respiraciones.

Ella lo propuso y él lo aceptó – Vámonos de aquí, seamos felices juntos en la luna de Marús, en los anillos de Neptrum, traspasemos las fronteras de lo bello, alimentemos nuestro amor de galaxias.
Viajaron muchos siglos, el poder de la princesa era inmensurable, y enamorada, el vasto poder era suficiente para moverse de galaxia en galaxia, vivir eternamente entre las estrellas.

Se dicen muchas cosas. Una es que alguna vez visitaron la tierra y crearon las manzanas. Otra que cada vez que llueve, es sudor de la pareja retozando. Se dice que cuando Venus brilla en nuestro espacio, es la princesa usando su espejo para reflejar el sol, por pura diversión. Lo único que me consta es que Marús murió, y es que sólo sobrevivimos yo, eternamente enamorado, y mi inagotablemente hermosa princesa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

anda, escapa conmigo y déjemos que el mundo arda :)