¿Está México en graves problemas fiscales? La verdad, sí. Estamos ante una crisis fiscal sin precedentes.
En medio de la crisis económica que ha afectado tanto a nuestro país, resulta absurdo tratar de incrementar los impuestos. Ya hemos hablado demasiado en este sitio sobre las catastróficas consecuencias que eso podría tener para la mermada economía mexicana, pero, ¿Qué hacer cuando el país recupere la senda de crecimiento? ¿Podemos seguir con un sistema impositivo laxo? La respuesta es un “NO” contundente, la era del petróleo ha terminado en México, y pronto una de las principales fuentes de ingreso, dejará de existir.
Nuestro país, la séptima economía productora de petróleo, pronto se convertirá en un importador neto. Uno de los sindicatos con más privilegios del país, pronto dejará de tener esos privilegios, y dos quintas partes del ingreso público, tendrá que ser obtenidas de otras fuentes.
Canderel era la principal fuente de producción de petróleo en México, apenas en 2004 producía 2.1 millones de barriles de crudo diarios (b/d). Actualmente, sólo produce 600,000 b/d. 23 de las 32 principales fuentes productoras, han disminuido su producción. Según las más recientes estimaciones, México pasará a ser importador neto de petróleo para 2017.
El problema está en las finanzas públicas dependientes en gran parte de los ingresos petroleros, si la producción llegase a caer tan sólo en 2 millones de b/d, el gobierno tendría que recortar gastos en un 10%, lo que resulta completamente inviable.
El PRI, después de las espurias alianzas entre el PRD-PAN en las elecciones que se llevarán a cabo en Tamaulipas y Oaxaca, ya tomó postura respecto al 2% del impuesto a medicinas y alimentos. La bancada del PRI, rechazará esta propuesta, y su contraoferta será eliminar las delegaciones federales, manipular el ISR y elevar la predicción del precio del petróleo de 51 a 59 dólares. Pero esta propuesta no está tomando en cuenta la situación de decadencia de PEMEX.
No queda otra, hay que endeudarse, por ahora.
El problema de PEMEX se remonta al gobierno del viejo PRI, al sindicato y a la poca flexibilidad de PEMEX, y no al control del Estado sobre la empresa. En años anteriores, las inversiones de PEMEX han sido casi nulas; es fácil entender la lógica detrás, los gobernantes no tenían incentivos para invertir en exploración e infraestructura, si los resultados se verían hasta después de sus seis años de gobierno, era mejor aprovechar todas las ganancias de la paraestatal para gastarlas en obras públicas más vistosas, en el mejor de los casos.
Por otro lado, está uno de los sindicatos más nefastos del mundo. Gracias a él, los costos laborales de PEMEX son enormes, se necesitan 140,000 hombres, tan sólo para cavar un pozo petrolero. Las prestaciones de los sindicalizados son una burla: tienen seguro médico en el hospital de PEMEX, que es mucho mejor que el IMSS y el ISSSTE, el seguro incluye a toda la familia del sindicalizado y derecho a ¡una concubina, aparte de la esposa!; tienen planes vacacionales para toda la familia con goce de sueldo, derecho a heredar un puesto de trabajo, y no necesariamente a un familiar, por lo que se presta a la corrupción de venta de plazas. Tan sólo el derecho para hacer un examen (que no garantiza la entrada a PEMEX), se vende en 100,000 pesos.
Por si eso fuera poco, un técnico de PEMEX gana más que la gran mayoría de los profesionistas. Su salario está al nivel de un directivo alto medio del gobierno (alrededor de unos 35,000 – 40,000 pesos mensuales).
PEMEX no se debe privatizar, sólo hay que invertir las ganancias en exploración y tecnología, y desaparecer al sindicato. Fomentar el estudio de hidrocarburos, tecnología de extracción, ingenieras relacionadas, etc.
Sin embargo, ahora ya es demasiado tarde. Aunque existen algunas esperanzas de encontrar mayores yacimientos en el Golfo de México, la inversión requerida para revertir la tendencia de la caída en la producción, se calcula en 10,000 millones de dólares al año, según una reciente publicación, del experto en PEMEX, David Shields. Aún si se permitiera la entrada de la iniciativa privada, no se encontraría a un inversionista, dispuesto a pagar dicha cantidad.
A México le queda poco tiempo para definir un nuevo sistema tributario. Somos el país con la recaudación más débil de América Latina (11% del PIB), necesitamos replantear la reforma fiscal en unos años, buscar un impuesto que no perjudique más a la clase media y a los contribuyentes cautivos, que sea más sencillo de recaudar y capaz de recaudar de los evasores.
1 comentario:
Cantarell, si fuera Canderel estariamos llenos de azucar artificial.
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