miércoles, agosto 22, 2012

Mexican Frenzy: Recuerdos



Fue un verano poco lluvioso en la ciudad de México. Nos reunimos varios amigos de Hermosillo y del DF para ir a un concierto, días después, en un bar la pesadilla comenzó. Lo que parecía una velada normal en la Condesa, terminó convirtiéndose en una catástrofe que nos fue arrastrando lentamente en la desesperación, la sangre y la muerte.

¡Zombies! Por todas partes, en la calle, en los techos, en los automóviles, en cualquier rincón la muerte había decido venir y cobrarse con los vivos. Emprendimos nuestra huida, no sin antes golpear y volver a matar muertos vivientes que nos asediaban buscando un trozo de nuestra carne. Hicimos planes para escapar de la ciudad más densamente poblada del mundo, pero las cosas salieron mal. Primero decidimos parar en un supermercado para conseguir provisiones y armas, fuimos atacados pero nadie resultó gravemente herido.

Cuando teníamos un plan, se volcó nuestra camioneta en la calle Reforma y no nos quedó más remedio de correr para sobrevivir. Con algunas armas rudimentarias nos volvimos expertos en matar  lo que ya se supone que debería de estar muerto. Tuvimos que correr con todas nuestras fuerzas, el cansancio era abrumador, pero la adrenalina nos mantuvo vivos. Logramos entrar a la torre mayor después de un gran esfuerzo. Diego heroicamente ayudó a Nacho, no obstante, antes de alcanzar refugio fue mordido en una pierna. Se convirtió y Liz tuvo que matarlo.

La acción traumatizante quedó bien grabada en nuestros corazones. Algunos rieron, otros callaron y después no volvimos a tocar el tema, pero no lo olvidamos, ninguno de nosotros pudó hacerlo. Entramos a la torre mayor y tuvimos por fin un momento de paz. Cuando parecía haber esperanza, Nacho desapareció misteriosamente, no sin antes cometer un descuido grave: dejar la puerta del edificio abierta de par en par.

Acorralados, escapamos y el grupo se dividió. Mi grupo se encerró en una oficina de la torre mayor, para evitar ser devorados.

En esa pequeña oficina, tuvimos otra gran pérdida. El Rudo, que había soportado la travesía con una pierna herida por un rasguño, finalmente se había transformado. Ninguno de nosotros sabe qué fue lo qué paso. ¿Por qué después de tantas horas el Rudo se había convertido en zombie? Sobrevivimos a su ataque, pero tampoco logramos matarlo nuevamente. Escapamos subiendo por los plafones de las oficinas y dejamos atrás a lo que fue un buen amigo. Después de movernos acalorados y cansados por el techo, encontramos al resto del grupo y nuevamente estamos todos juntos.

Mike, Neni, Mireles, Laura, Dogo, Liz, Gera y yo.

Llegó la hora de seguir y vencer a la muerte antes de que nos consuma… 

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