lunes, junio 12, 2006

Paradoja de la sirena (analogías y supuestos)


Marcos Iw estaba en su barco mirando melosamente la foto de su amada. Pensaba en ella como algo muy lejano, después de haber estado tanto tiempo lejos de su tierra. De pronto su campo visual fue atrapado por la imagen de una mujer muy joven con mirada inocente, llena de vida, de colores, de sabores. Sus labios eran de un rojo no tan intenso, pero brillaban ante la luz del sol y estaban más húmedos que el mismísimo mar. Sus ojos eran expresivos, mostraban inocencia, melancolía, y producían chispas que cautivaban a Marcos, que no podía dejar de pensar que si perdía de vista esa mirada moriría al instante siguiente.

La chica era de baja estatura, de cabello castaño, y no tenía que decir ninguna palabra para que Marcos supiera que conocía su voz desde siempre, que conocía su forma de caminar y su forma de mover la nariz cuando respiraba. Marcos sabía que estaba perdido, que había muerto al instante, sabía que su olor permanecería para siempre circulando por sus pulmones aunque fumara 1000 cigarrillos. Lo único que podía salvar la perdida alma era abrazarla por siempre, sentir su cabello bajo la barbilla, en vez de oxigeno respirar su olor, y beber solo de sus labios.

Paso una nube y todo se obscureció, la visión había desaparecido. ¿Fue real? ¿Cuánto duró? Marcos Iw sintió la terrible sensación de perdida. En cubierta yacía una foto olvidada y arrugada… a su lado Marcos se dejaba caer en su lecho de muerte.

1 comentario:

aleharo dijo...

de vez en cuando me gusta sentir la sensacion de perdida, aunque no lo se,