sábado, noviembre 18, 2006

Merlina II

Habían pasado dos años desde ese día agridulce, cuando Merlina se la pasó muy bien y había olvidado el trágico final. El castigo se había ido muy rápido en aquella ocasión, porque Marina cumplió su palabra y la iba a visitar todos los días. Continuaba lloviendo y más tarde empezaría la cena de sus papás. La idea de estar ahí sentada con sus tíos, con las platicas más aburridas que puedan existir, hacia que Merlina se sintiera más identificada con el cielo gris que se traslucía por la ventana acuosa.
Merlina tenía horas divagando por la casa, no tenía permiso de salir ese día a ninguna parte (desde que ocurrió el incidente). Como estaba extremadamente aburrida, solo le quedaba imaginarse que podía salir, que podía ir a casa de Marina y ver juntas la tele, y muchas otras cosas más.
De pronto escucho un sonido “pak” como de una piedra pequeña que golpeaba la ventana. Trató de fijar la vista con la esperanza de ver a Marina bajo la lluvia saludándola, pero no vio nada afuera. Se quedó un rato meditando sobre que pudo haber sido ese sonido, miró hacia varias partes fuera de la ventana, y solo descubrió los árboles de su patio y una bicicleta oxidada en una esquina. “Pak”, otra vez, no podía tratarse de su imaginación, volvió a fijar la vista lo más que pudo y vio algo que nunca antes había visto.
Parecía una mujer, pero tenía orejas largas y puntiagudas, y sus ojos eran completamente blancos, tanto, que parecía que emitían luz. Merlina se quedo un rato mirando, sin poder creer lo que estaba viendo, y se sorprendió aún más cuando vio que la mujer le hacia señas con la mano como para que saliera. Merlina seguía en pasmada y no podía hacer nada, solo observaba como la mujer extraña se impacientaba y se acercaba a la ventana. Merlina descubrió que no sentía miedo, y que la mujer ya estaba tocando la ventana con su mano. Alrededor de ella el agua giraba, es decir la lluvia no caía sobre ella, la envolvía delicadamente. La mujer tenía un tono pálido, su cabello era negro azabache, su cuerpo era perfecto, ni muy delgado ni muy robusto, tenia cejas gruesas y su boca era un poco grande. Era una escena muy extraña para Merlina.
Después de unos segundos Merlina abrió la ventana y lo primero que dijo sin pensar fue: - ¿Qué eres? La mujer se rió y su voz fue muy melodiosa como de un instrumento musical, la miro profundamente y le dijo en este mismo tono: - yo soy un elfo, vámonos ya, tenemos prisa humana. – ¿Irnos?, ¿A dónde? Ni te conozco, ¿Cómo crees que me voy a ir así nomás? La elfa miró a Merlina con curiosidad, parecía divertida: - Marlene Brisma, es tu destino que me acompañes, mi nombre es Evisen, y esta predestinado que me acompañes. – Mi apellido no es Brisma. ¿A dónde te tengo que acompañar? – Merlina sentía una sensación extraña, una extrema curiosidad y algo en su interior la emocionaba (estaba ocurriendo algo muy extraño y eso le hacia de cierta forma feliz). – Humana, no me corresponde a mi explicarte todo, sin embargo, fui autorizada para decirte algo importante. Tú eres diferente de los con que has vivido toda tu vida. Tú no eres un homo sapiens, tú eres algo más evolucionado, tú tienes el don de la magia; debes venir conmigo y con los tuyos, ahí aprenderás el dominio de este don, que no es nada fácil de controlar – cada palabra que decía Evisen sonaba melodiosamente en la cabeza de Merlina, como si fueran notas de un piano, no entendía porqué, pero parecía como si Evisen tuviera dos voces, una aguda y una grave. – No entiendo, ¿es en serio todo lo que me estas diciendo? – Se acaba el tiempo humana. Tienes que decidir en este momento… - mientras decía eso miró hacia el cielo, después miró el suelo del patio y aplaudió, en ese instante se hizo una apertura en el suelo, miles de colores salieron en todas direcciones, y sonidos de violín invadieron todo el lugar, Merlina sentía una sensación cálida recorrer todo su cuerpo, asomarse por esa apertura en el suelo era extraordinario, no solo sus ojos estaban cautivados por el color, si no también sus oídos, inclusive podía sentir un sabor agridulce en la boca… - Tienes que decidir en este momento, humana, si quieres acompañarme salta.
- ¿Pero a donde vamos a ir? – dijo ansiosa Merlina. – Se acaba el tiempo, diez segundos más para decidir. Merlina estaba confundida, ¿podría abandonar su vida por esa aventura?, 9, ¿qué harían sus papás cuando no la encontraran? 6, Exactamente ¿a dónde le llevaba ese túnel? 3, 2, 1, Merlina saltó y pensó: - Quiero volver a ver a Marina.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta el rumbo que esta tomando, se notan las influencias :)

viva.la.bamz dijo...

merlina.. yo gusto de esa cancion :)

aleharo dijo...

=)