jueves, mayo 03, 2007

Escape nocturno

- Entonces que… ¿vas a venir?
- Sobres ahí voy.

Y en ese momento la mona se desconectó, estaba desconcertado: primero incredibilidad, eran las 2 o 3 de la mañana (no recuerdo bien), segundo análisis de la situación, si vendría, tendría que salir de alguna forma sin que mis padres oyeran.
Bajé despacio las escaleras, caminando de puntitas, cada paso que daba mi corazón latía 2 veces. Me quede en la ventana que daba a la calle, esperando ver alguna señal. ¿Cuánto tiempo le daría? Unos 20 minutos máximo y después regresaría al msn, donde seguro me estaría esperando y riéndose de mi.
A los 10 minutos escuché algo y me asomé por la ventana, ella estaba ahí en la reja. Me sorprendí pero me dio alegría, risa y frío. Andaba medio ebrio, porque había salido con mis amigos ese día. Nos saludamos y me dijo que la habían asustado camino a mi casa y que tenía miedo de regresar sola a su casa.
Su casa estaba como a 6 o 7 cuadras de mi casa, así que emprendimos el camino de regreso a su casa y cuando llegamos nos quedamos afuera, porque ella también se había escapado. Era emocionante, dos adolescentes en la calle a esa hora, con poca luz, con pocos carros, con poco ruido, solo el susurro nocturno hermosillense, y un calor natural, como de unos 30 grados (a pesar de la hora).
Platicamos varias cosas, cosas sin importancia, cosas que solo tenían la función de llenar el tiempo que pasábamos ahí; era divertido, dos amigos, sin ningún interés más que el de ser rebeldes, el de liberarse de su rutina y atreverse a cosas simples, pero que parecían muy intrépidas para el momento. Hubo un punto en que jugábamos con los pies, y ella caminaba junto conmigo, contamos las estrellas y le dije que veíamos no eran estrellas reales, si no la luz de lo que fue una estrella.
De un momento todo el panorama había cambiado, los ojos de ella se abrieron mucho y entonces comprendí que su madre había descubierto que estaba afuera:
- ¿Qué haces ahí afuera Alejandra? Métete ahora mismo…
- Ya me voy…
- Si si, ve ve, yo también… me voy.
- jajajajajaja
- jajajajajajaja
- jaajajaja
- jajajajajaja
Y así regresé a mi casa, riendo mucho, divertido por lo hermoso de la vida, con una pequeña alegría que endulzó todo ese mes, con un extraño recuerdo de escapar a veces y con un sabor enchilado a pulparindo en mi boca.

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