¿Existe el amor a primera vista? Quizá, pero de lo que estoy seguro es que existe el amor espontáneo, repentino, sin explicaciones, a la vuelta de la esquina, en una ventana, en una lluvia en verano, afuera de un Oxxo, en un bar de Coyoacán, en una banca de un parque o en una sala de cine.
¿Cómo se de su existencia? Bueno, tengo tres historias que contarles:
Cuestiones matemáticas
Tenían tres horas y media discutiendo en un cubículo. Martin insistía que para resolver la maximización del periodo intertemporal tenían que hacer una transformación trigonométrica y así los números imaginarios tendrían sentido, posteriormente esto les daría una relación cíclica entre las variables explicativas y la variable dependiente. Arcadia pensaba que eso no era necesario, que la solución vendría si se trabaja más el algebra y mediante un “truco” lograban eliminar los números imaginarios.
Los grandes ojos de Arcadia detrás de sus lentes negros daban una mirada de reproche a Martin. Martin movió su mano para indicar que estaba correcto análisis cíclico y golpeo accidentalmente con su codo la cara de Arcadia y sus lentes cayeron al suelo alfombrado del cubículo. Martín se disculpó ampliamente y sonrojado recogió los lentes y se los puso delicadamente a Arcadia y mientras la mirada de ella cambió. Los dedos de Martin acariciaron levemente su oreja y luego su boca, ella lamió delicadamente su dedo. Martin se acercó más y se besaron lentamente.
Amor microbus
Uka tenía esperando 10 minutos a que pasara su camión. Se hacía tarde, muy tarde y no podría llegar a su clase de historia a tiempo. De pronto vio a la mujer más hermosa que ha visto en toda su vida, iluminada por las pocas luces que se cuelan entre las nubes, cabello ondulado y largo, piel blanca y ojos verdes. La niña le regaló una mirada y sonrió coquetamente y se paró a su lado a esperar el camión.
Uka no decía nada, estaba en silencio mirándola y simulaba estar viendo hacia otra parte, pero ella tenía una mirada insistente en sus ojos, que no lo dejaban respirar normalmente. De pronto pasó un camión y ella subió; Uka sintió que su respiración se detenía cuando la vio desaparecer y luego reaparecer en la ventana, donde ella agitó la mano diciendo adiós con un gesto de tristeza. De pronto comprendió: la mujer de su vida se iba, la mujer que siempre había amado pero que todavía no había conocido.
Uka corrió a toda velocidad tras el microbus, sin recordar sus clases, el tráfico, el peligro, etc. Nada importaba, sólo alcanzarla, pero se preguntó si ella sentiría lo mismo o sólo fue una ilusión. ¿Coincidirá? ¿Existen probabilidades en un gran mundo como este para que dos almas se encuentren y sepan que son hechas para estar siempre juntas? El aire se empieza a terminar en sus pulmones, y el camión hace una parada a 25 metros de él y de pronto ve que su mujer, su musa, baja y corre hacia él.
Sexo, sexo, sexo y amor
Tenían varias semanas haciendo el amor constantemente, insaciables, donde podían, cuando podían. Unas veces lograron hacerlo entre los pasillos de la biblioteca, en la cocina, en el metro, y muchos otros lugares poco comunes. Su conexión era genial, pero ambos habían acordado: No amor por favor. Era el buen acuerdo de dejar los instintos más profundos actuar, pero su mente controlaba cualquier situación de apegamiento que pudiera surgir. Hasta que un día, de pronto, sin avisar, se enamoraron. Él temía decirle por que eso rompería el acuerdo que tenían y ella se alejaría. Ella temía decirle por las mismas razones y ambos jugaban a que no se amaban. Sin embargo, el sexo era diferente, y ambos lo notaban, sin embargo jamás pasó por su cabeza pensar que era por que había amor en el acto.
Una hermosa noche sin luna, platicaron y hablaron de sus vidas, se contaron muchas cosas, y rieron de chistes tontos. Ambos se quedaron dormidos totalmente satisfechos y sin darse cuenta de que algo había faltado: el sexo. Despertaron felices, descansados, tomaron café, se bañaron juntos y comieron pan tostado, sin embargo, algo había faltado: el sexo.
Ese día fueron al cine, compraron palomitas y nachos con queso, disfrutaron la película, rieron, se abrazaron y besaron, sin embargo algo había faltado… si sí el SEXO. Esa noche, después de haber estado casi 24 horas juntos sin sexo, ella lo notó primero y se estremeció, después el notó su mirada y en segundo también entendió: juntos, felices, satisfechos y sin sexo. Él se acercó a ella y al mismo tiempo dijeron: “creo que te amo”. Ambos se rieron por largo tiempo felices, enamorados, tontos, etc. Después… tuvieron mucho mucho SEXO.