Cuando todo se vuelve gris y la vida se escurre por las calles como ríos, ella aparece. Arde todo a mí alrededor, los colores regresan súbitamente impactando mis pupilas, mi corazón se convierte en un tambor lleno de candor, mis manos sudan y tiemblan, mi saliva se vuelve dulce, mi boca roja, mis emociones superan cualquier sentimiento externo y mi mirada ser pierde entre sus muslos.
No se puede describir con palabras la intensidad. Su mirada es narcótica, me atonta y me hace feliz, en su boca converge lo imposible: belleza infinita y erotismo; su forma de caminar deja marcas en las sombras, su olor penetra en mis cincos sentidos: sabe dulce, tiene colores y textura. Todo el torrente de palabras es poco para describir el sin sentido de tanta intensidad que satura todo y lo vuelve insaciable e inexplicable.
Mi musa, mi eterna musa, aparece repentinamente, sin avisar, sin explicar, sólo me toma y me hace suyo para siempre, me da certeza de que es verdad y que es mentira. Ilumina con sus palabras mi felicidad, la aumenta, la hace infinita. Su sonrisa, fuente de toda felicidad en mi vida, sus ojos profundos, puedo vivir eternamente en ellos. Es la deidad más grande convertida en mujer, mi suerte transciende al tenerla, soy ser afortunado entre los mortales, pues si existiera dios, seguro se enamoraría de ella.
4 comentarios:
... q no eras gay??? :O ...
pues no elisa m. :)
yo quiero ser tu musa
"anónimo(a)":
mejor, muere o busca a alguien más, porque eso ya no es una posibilidad. jaja
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