Tenía pensado escribir un post desde ayer, quería retomar discusiones más de procesos y sociedades; entre esto hablar algo sobre economía. Sin embargo hoy murió alguien más, de esas personas realmente importantes en mi vida.
Todos los días muere gente, todos los días se muere algún pariente, y la verdad, no soy bueno para fingir tristeza, simplemente no la siento y no la expreso. Así que la gente va y viene y no necesito extrañar.
Generalmente soy una persona feliz, es fácil ver las cosas buenas de la vida y también las cosas buenas de la muerte. A pesar de eso, este post no es tan libre de la tristeza, como tampoco lo han sido mis otros posts sobre la muerte.
Mi abuelo fue una persona con poco humor, oposición constante al sistema gubernamental, denunciante de problemas ciudadanos, de activa participación en los medios de comunicación y hábil creador de música en base a chiflidos. Nunca fue cariñoso con nadie que yo conozca, pero amaba a mucha gente. Su pasión era el béisbol y las cacuchas (siempre usó cacucha, incluso en algunas ceremonias importantes).
A pesar de tu poca habilidad para comunicar sentimientos bondadosos, recuerdo que alguna vez me llevó a ver el béisbol (naranjeros de Hermosillo) y que le iba al equipo contrario (tomateros de Culiacán), me compró dulces, cacahuates, papitas y fui bien feliz. Siempre daba la contra a todo, pero sabiamente. Callaba si no sabía algo (a diferencia de sus hijos).
También una vez contribuí a alegrar su vida, añadiendo una gorra de Cincinnati a su colección de gorras de béisbol (tardé mucho en conseguirla). Organizaba su vida y anotaba todo lo consideraba importante en una agenda que indudablemente mi madre le daba cada año. Peleaba constantemente con mi abuela, pero la cuidaba y la amaba.
Quizá lo que más cueste trabajo aceptar no es su muerte (la muerte es algo necesario para apreciar lo efímero de la vida), si no que el tenía muchas ganas de vivir: tomando sus medicamentos, haciendo crucigramas para trabajar su mente, acudiendo al médico ante cualquier molestia, escuchando radio, viendo televisión, leyendo libros modernos de política, etc.
Voy a extrañar al viejo. Al final sufrió; espero que sus últimas imágenes lo hayan llevado a su pasado, donde fue un niño feliz, que defendió las mujeres de su casa en la revolución y encontró tesoros escondidos en la sierra alta de Sonora.
En paz descanse.
2 comentarios:
lo vi en el periodico, lo siento mucho luis.
Siento lo de tu abuelo. no lo sabía amigo.
Te mando un abrazo
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