Después de cruzar toda la galaxia, Marina y otras 10 personas habían entrado al sistema solar. Aún no habían inspeccionado ningún mundo y tampoco querían hacerlo. Tenían miedo. Mary Nerv se sirvió una taza de café mientras contemplaba la superficie marciana, no se veía ningún indicio de civilización. La nave que conducían estaba equipada con armamento para resistir, pero si una flota de alienígenas aparecía, estaban perdidos.
“Sé que quieres aterrizar en Marte, lo supe al ver tu expresión Marina”. Marina, que acaba de unirse al hermoso espectáculo que se divisaba en la pantalla, se limitó a guardar silencio. “No entiendo bien” – dijo Mary. “¿Es sólo por el recuerdo de Hari?” Esta vez Marina volvió su hermoso rostro y la miró directamente a los ojos “Sé que está vivo Mary”.
Mary prefirió mirar las estrellas.
*
Antes de la invasión, la confederación había avanzado mucho en medicina, pero sobre todo en medicina estética. Marina tenía ya 49 años de edad, pero su apariencia era mucho más joven. Cuando bajaron de la nave, Mary que tenía 33 años, se sorprendió al ver que Marina se movía con gran facilidad por el suelo marciano.
Stretus, la que había sido la capital marciana, estaba completamente destruida. Permanecían algunos edificios y otros sólo eran escombros, no habían detectado señales de vida por ninguna parte. Los alienígenas habían destruido todo lo que había, y al parecer, no habían dejado a nadie con vida. Hacía falta ver que había pasado en la Tierra.
Marina se dirigió acompaña de Mary y el resto de la tripulación hacia lo que había sido el laboratorio de Hari. El edificio también estaba en escombros y Marina sintió un fuerte impulso de llorar. Pero pronto, Mary encontró algo. Un dispositivo en el suelo generaba algo de luz azulada, de alguna forma, tenía energía para funcionar. Ella llamó a los demás “Hey, miren esto”. Todos se acercaron y observaron. Lucas Mint observó “parece una especie de dispositivo subterráneo, quizá encontremos algo”. Marina se recuperó y se llenó de energía “Muy bien, rastreen todo el lugar, debe haber alguna entrada en el piso”. Todos comenzaron a buscar, a quitar el polvo con las manos, a mover escombros, a retirar lo que habían sido gavetas, computadoras, etc.
Mary lo encontró: “¡aquí!” – Señaló. “Hay un pequeño teclado, y alrededor una especie de puertecilla”. Todos se acercaron y miraron, Mary dijo “parece que tenemos que ingresar el código”. Marina se acercó más y observó. Sonrió. Sabía cuál era el código que Hari usaba siempre, tecleo la palabra “pichita”. Unos sonidos internos, como de una maquinaria muy vieja que ha revivido, invadió el lugar; el polvo se empezó a levantar cuando un ligero temblor se sintió en el piso, una plataforma se abrió en el suelo y se activaron unas escaleras de descenso electrónico.
Marina fue la primera en bajar con el corazón acelerado. En el subsuelo había un laboratorio secreto y en el centro había una cápsula criogénica, idéntica a la de la nave. Marina sonrió ampliamente y Mary que había entendido todo también. Mary se apuro a apagar el sistema criogénico y a abrir la cápsula para Marina. Ahí estaba Hari Likelihood, dormido, de 49 años, la misma edad que Marina tenía en ese momento.
“Hari, Hari, ¡respóndeme!”. Hari abrió lentamente los ojos “¿Marina? ¿Realmente eres tú?”. Marina rompió a llorar y las otras 10 personas de la tripulación de pronto se sintieron incómodas. La gran Marina Chamber estaba llorando, sin embargo, al poco tiempo, una sensación cálida los invadió: entendieron lo humana que era su gran líder y lo fuerte que era el amor. Hari la abrazó fuertemente y luego se besaron, era el recuentro más aplazado de la historia de la humanidad. Mary se retiró y los demás la siguieron, dejaron que la pareja tuviera su intimidad.
“Mi hermosa Marina, por fin, ¡te amo!, ¡estás más hermosa que nunca!, tus ojos son maravillosos, tu boca es el paraíso”
“Oh mi Hari, al fin te vuelvo a ver, ¡te amo como loca!, ¡creí que iba a morir!, pero después pensé en la promesa que me hiciste, de nunca morirte antes que yo”
Hari sonrió. “¿Te das cuenta que ahora si tenemos la misma edad?, creo que cumpliré mi promesa después de todo”. Marina sonrió más ampliamente y dijo: “Sí, al fin, convergimos”.
jueves, junio 18, 2009
Vaquera Galáctica IV: La convergencia.
Para leer capítulos anteriores da clic aquí.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario