Saltó del techo hacia nosotros y cuanto tocó el piso su pierna se partió en dos y cayó al suelo gruñendo. — ¡AHHHH! — gritó Laura haciéndose para atrás. Todos tardamos en reaccionar, estábamos en shock, no creíamos que el Rudo se fuera a transformar, parecía que había sobrevivido a la infección, pero ahora, la terrible realidad se arrastraba en el suelo, buscando un pedazo de alguno de nosotros.
—¿Qué esperan? — Preguntó Luisa — ¡Pégale Luis! ¡Nos va a matar, ya es un zombie! Dudé, no sabía qué hacer, en el piso estaba un amigo escupiendo sangre y arrastrándose, tirando manotazos para alcanzar mi pierna, el Dogo también se quedó inmóvil, finalmente el Gera, me quitó el bate de repente, se acercó y golpeo al Rudo en la cabeza. El golpe sonó como si golpeara un pedazo de madera y el Rudo quedó fulminado en el suelo. No se movía. — ¿Estará muerto? — pregunté. El Gera, lo movió con el bate y el cuerpo permaneció inmóvil. — Parece que si we… — dijo moviendo el cuerpo inerte con el bate, luego volteo a vernos —… tenía que reaccionar we. El Dogo le dio unas palmaditas en la espalda — Tranquilo we, estuvo bien, no teníamos opciones, gracias — Está cabrón porque lo conocemos we — le dije y continué: — este vato era bien compa.
Laura pareció recuperarse mejor del shock y dijo — Continuemos, hay que subir al techo para salir de aquí y buscar a los demás. — Sí es cierto, vamos — contesté todavía con mi mirada en el cuerpo del Rudo. Ayudamos a subir a Luisa, luego a Laura, luego subí yo, luego el Dogo y al final el Gera saltó, se colgó y nosotros lo ayudamos a subir. Cuando lo estábamos jalando hacia arriba de los plafones el Gera gritó — ¡A la verga, no mames! — y empezó a patear. Abajo escuchamos nuevamente los gruñidos del Rudo.
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