martes, enero 22, 2008

La vaca reptil

Los colonos llegaron al planeta preliminarmente llamado “Taurasi” el martes en la mañana. Para el jueves de esa semana ya habían levantado un campamento. El planeta había sido explorado desde el espacio y no se habían encontrado formas de vida inteligente; por otra parte el análisis bacterial había salido altamente positivo, lo que indicaba que no había ninguna bacteria o virus mortífero.

A pesar de que el área de aterrizaje y el levantamiento de la primera ciudad habían sido planeados con sumo cuidado por los robots terrícolas, la sensación que sentía Lena de estar en un planeta desconocido era la que sentía cualquier niña de 14 años al encontrarse en el umbral de una nueva aventura.

Los padres de Lena eran los geólogos de la expedición, por lo que ella se encontraba generalmente sola en la cabaña de madera tratando de sintonizarse con la red interestelar. Afuera se escuchaba el zumbido de muchos hombres trabajando para construir un nuevo mundo.

El domingo ocurrió el primer incidente. Algo imprevisto y aterrador: de los 24 habitantes del nuevo mundo, sólo quedaban 20, 3 habían desaparecido y 1 había sido encontrado en pedazos junto al nuevo generador de energía atómica. El cuerpo tenía moretones y estaba desgarrado en su mayor parte; un terror colectivo se infiltro en los corazones de los hombres. Los 20 habitantes restantes se alarmaron, pero su alarma fue aún mayor cuando descubrieron que las comunicaciones eran incapaces de trasmitir código alguno. Para desgracia de todos, la nave que los había llevado a Taurasi regresaría en un mes.

La segunda semana sólo quedaban 10 habitantes. Lena había perdido a su papá, y lo que en un principio parecía que sería una gran aventura, se había convertido en una pesadilla de terror. Las muertes y desapariciones penetraban todos sus sentidos y el temor colectivo hacía que cada minuto en ese (ahora horrible) planeta fuera como estar en agonía permanente. Los pocos hombres que quedaban (tres) habían puesto unas barricadas y habían hecho armas primitivas parecidas a lanzas por si eran necesitadas.

Cuando la noche cayó, los 10 indefensos humanos, arrogantes por su tecnología, incapaces de comprender que clase de especie los acosaba allá afuera, permanecían en su mayor parte alertas, era irónico que la humanidad que había inventado la bomba N2, capaz de destruir sistemas solares enteros, ahora sólo contara con una lanza mal hecha.

La madre de Lena estaba dormida, pero Lena no había dejado de observar su entorno con interés y miedo. En ese planeta, la única luna era lejana y color rojizo. El color rojo se intensificó para los ojos de Lena, cuando el suministro de energía cesó. Inexplicablemente, la amenaza que había estado matando lentamente a la colonia, había entendido que podía cortar la luz y atacar mejor en la obscuridad.

Lena buscó a su madre y no la encontró. En el fondo escuchó ruidos, golpes, gritos, suspiros de horror, y un mugido siseante. Lena se movió lo más rápido que pudo, esquivó cuerpos, saltó, corrió, empujó, sudó, lloró, y finalmente encendió el interruptor generador de energía atómica. Sus ojos llenos de lágrimas, dieron paso al asombro y una gran dilatación de sus pupilas: todo el campamento había desaparecido y sólo había algunos rastros de sangre en el suelo.

Pero lo más aterrador fue las criaturas que se acercaban reptando hacia ella. Eran una especie de vacas que en vez de pesuñas tenían manos humanoides y se acercaban lentamente moviéndose como si fueran una especie de lagarto. Tenían unos enormes cuernos y sus ojos eran color amarillo brillante, en su hocico salía una lengua larga y delgada, y las horribles criaturas parecían estar sonriendo al ver a la pequeña Lena atemorizada. Una de las criaturas se paró en dos patas y levantó su mano haciendo una especie de señal, todas las demás vacas reptiles se pararon de igual forma observando detenidamente a la pequeña Lena, que parecía estar a punto de perder el conocimiento por la impresión. Un fuerte mugido siseante, que a Lena le parecía música infernal fue lo último que la pequeña escuchó.

La nave volvió justo un mes después del primer día que llegaron los colonos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

por fin lei la segunda fundacion... me acorde muhco de ti :)

entubado dijo...

cool, te felicito, excelente libro.

Anónimo dijo...

Estaría chido que justo cuando a Lena se la va a violar el Rey vaca llegará Paprika, su gemela maldita, a partir madres y luego, no sé, podría terminar violándolas a las dos o uniéndolas a su plan macabro. Eso sí, imposible que la historia tuviera un final feliz, fuchi fuchi :p