jueves, septiembre 24, 2009

El comienzo de la guerra económica

Artículo publicado en Cosa Pública.
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Estados Unidos y China están a punto de comenzar una guerra económica de gran escala.

Todo comenzó el pasado viernes, cuando el presidente Obama anunció un incremento de 35% en los aranceles a la importación de neumáticos chinos (sobre un 4% que ya soportaba). Y justificó esta medida, supuestamente porque el aumento de las exportaciones de China habían provocado la pérdida de 7,000 empleos en la industria automotriz, y los trabajadores de esta industria ya estaban siendo castigados por la propia crisis automovilística.

Detrás de esta medida están compromisos políticos y la poca fuerza del presidente Obama de mantenerse rodeado de gente centrista en su gobierno. El presidente que apenas en abril afirmó ante los líderes del G20, que iba a hacer lo posible para evitar medidas proteccionistas en un ambiente de crisis, ahora comienza a tomar medidas autárquicas, propias de la gran depresión del 29.

Esta medida favorece a un grupo sindical que ni siquiera representa a la mayoría de los trabajadores estadounidenses de la industria de neumáticos, y va en contra de los intereses de todos los demás. Afecta a todos los consumidores, así como a las mismas industrias automotrices, que producen la mayor parte de sus productos en China y luego lo exportan a EEUU.

Por otra parte, no es probable que por esta medida la industria de neumáticos estadounidense sobreviva. De hecho, simplemente se importarán de otros países más baratos, como Brasil o India (que también son grandes productores). Pero, los presidentes, después de todo, tienen que dar pequeñas concesiones a sus seguidores, Obama necesita mantener a los sindicatos de su lado para aprobar el presupuesto de la reforma de salud.

Se podría argumentar que estas tarifas no importan tanto, finalmente sólo aplican a importaciones que valen unos cuantos miles de millones de dólares. Sin embargo, China ya reaccionó. Esta semana anunció una investigación, a través de la Organización Mundial de Comercio, a las exportaciones de vehículos y pollos (además de subir aranceles en estos rubros), por lo que, una guerra de aranceles, está por desatarse.

Es bastante aceptable que un país en vías de desarrollo aplique políticas proteccionistas para desarrollar industrias estratégicas o competitivas. Si la política está bien aplicada, es decir, si tiene los incentivos correctos a crear tecnología, economías de escala, productividad, etc. Los saldos tienden a ser positivos en el largo plazo (sacrificando el consumo nacional en el corto plazo). Sin embargo, si hablamos de economías plenamente desarrolladas, como los EEUU, donde además, se está protegiendo a una industria sin incentivos a mejorar su productividad, entonces los saldos serán negativos.

La industria automotriz (de por sí, ya quebrada) incurrirá en mayores costos, los consumidores tendrán que pagar mayores precios, la economía crecerá menos, y lo más probable, es que aumente la presión de otros sectores de la economía, que también están sufriendo por la competencia de China.

Lo que es más, EEUU se ha encargado de adoctrinar de manera forzada a casi todos los países del mundo, sobre las bondades del libre comercio, y finalmente, cuando no se ven beneficiados por éste, aplican medidas proteccionistas que siempre le reprochan al resto del mundo.

Las consecuencias de esta medida van más allá de lo económico. Cualquier esperanza para asegurar un acuerdo sobre el cambio climático en Copenhague en diciembre (como sucesor del protocolo de Kioto), necesita una fuerte cooperación entre EEUU y China. También negociar con Corea del Norte y su problema de armas nucleares; y para castigar a Irán con sanciones económicas, que EEUU está pensando plantear para desalentar el programa nuclear iraní.

China tiene poder veto en el consejo de seguridad, así que, la decisión de imponer aranceles a China para defender a unos pocos, no sólo puede ser considerada como un error económico que no va trascender, si no el principio de una guerra económica y, probablemente, más conflictos en Medio Oriente y Asia.

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