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El sueño de Borges de la gran biblioteca de Babel, podría hacerse realidad el próximo 7 de octubre, si el Departamento de Justicia de los EEUU aprueba el acuerdo Google con los autores y las editoriales estadounidenses, que permite crear un registro de derechos de autor, para luego digitalizar los libros y pagar grandes ganancias a los autores.
Google está buscando crear la biblioteca más grande y de mayor acceso que haya conocido la humanidad, y aunque esto parezca maravilloso para la difusión de conocimientos, y se podría creer que beneficiaría a millones de personas, existen fuertes intereses privados que se oponen, principalmente sus competidores: Amazon, Yahoo! y Microsoft.
Todo comenzó en 2004, cuando Google digitalizó una gran cantidad de libros públicos, cuyo derecho de autor ya ha caducado, y ofreció gratis la versión digital de éstos. Después, comenzó a escanear libros más actuales, con derechos de autor, y a ofrecer parcialmente la obra. Esto originó una demanda controversial, que Google solucionó pagando cerca de 125 millones de dólares y un acuerdo de crear un registro de derechos de autor.
El acuerdo es que Google podrá digitalizar las obras y pagará 65% de las ganancias generadas por éstas a los autores, por lo que varias bibliotecas en el mundo, así como la mayoría de las editoriales estadounidenses firmaron el acuerdo.
La forma de operar de Google tendrá tres modalidades. La primera, es ofrecer libros públicos o sin autor (los llamados “libros sin dueño”), a los que el usuario tendrá libre acceso para bajarlo en su computadora e imprimirlos después. La segunda, son libros con derecho de autor, disponibles en diferentes editoriales o bibliotecas, donde el usuario podrá seleccionar comprarlo directamente en su versión impresa o comprarlo en su versión digital. Finalmente, para los libros que están agotados o que ya no se imprimen, los usuarios podrán comprarlo en su versión digital.
Amazon, Yahoo! y Microsoft se oponen, y han cabildeado fuertemente en contra de este proyecto a través de su ONG “Open Book Alliance”. Alegan que si las bibliotecas, incrementan su dependencia del canal de distribución de Google, la empresa tendría poder monopólico sobre los precios.
Por otra parte Google, también se ha enfrentando a oposición en la Unión Europea, ya que gobiernos como el de Alemania, Francia e Italia, creen que este modelo iría en contra de la ley europea de derechos de autor, donde se estipula que sólo se pueden digitalizar libros públicos.
Finalmente, la otra fuerza opositora, son algunas editoriales y librerías, porque creen que se verán perjudicadas al competir directamente con Google, aunque el producto sea diferenciado, pues Google sólo venderá la versión digital, y la versión impresa, seguirá siendo vendida por la editorial o la librería.
El Departamento de Justicia y la Federación de Comercio de EEUU, analizan el acuerdo de Google con las editoriales y los autores para determinar si este acuerdo tendría efectos adversos en el consumidor, y si existen incentivos a subir precios. Asimismo, analiza la controversia que puede generar en otros países, como en Alemania y Francia.
El panorama no es tan negativo como lo han hecho creer “Open Book Alliance”. En principio, Google no tiene incentivos a cobrar precios altos por ser una cadena de distribución digital, al contrario, tiene grandes incentivos económicos para hacer su biblioteca digital lo más accesible posible, y por lo tanto, a ser muy barato. Esto se explica porque Google obtiene la mayor parte de sus ganancias de anuncios comerciales en su sistema de búsqueda, por lo tanto mayor número de usuarios, tanto en su buscador, como en su biblioteca, mejor.
Además el tratado estipula que los precios de la subscripción institucional, es decir, de las bibliotecas y librerías, deben ser suficientemente bajos para que el público tenga amplio acceso y suficiente para pagar derechos de autor, es por eso que, si muchas librerías y bibliotecas no pueden contratar el servicio por altos costos, Google sería demandado por millones de dólares.
La Corte debe aprobar el acuerdo, condicionando a que Google sea regulado por parte del gobierno, así se crearía un antecedente para, en un futuro cercano, ser ampliado en la UE, donde está considerando actualizar su definición legal de derechos de autor, para adecuarse mejor al contexto digital. Si la corte no aprueba el acuerdo, se perdería la valiosa oportunidad de tener acceso a obras inéditas, agotadas, famosas, públicas, de cualquier parte del mundo.
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