miércoles, septiembre 02, 2009

El Gigante Enfermo

Este es el segundo artículo publicado en el periódico Cosa Pública.
Agradezco a nacho y dogo por su colaboración.


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Los opositores dicen que costará más de dos mil millones de dólares; el Presidente Obama menciona que serán menos de mil millones.

Los conservadores han salido a la calle con pancartas donde se muestran esquemas de una mano roja, haciendo alusión a la intervención del Estado en el sistema de salud. De igual forma, los liberales también han salido a las calles y han hecho propaganda por medio de Internet, lo cual indica que ambos bandos están haciendo todo lo posible para convencer a la mayor parte de la población.

El monstruo tiene muchas caras, muchas manos, muchos ojos, ¿Cuál es la verdadera situación del sistema de salud de los Estados Unidos? ¿De qué se trata la reforma de salud estadounidense?
La situación del sistema de salud en Estados Unidos es única en el mundo, siendo el único país que ha dejado que el mercado se encargué de todos los servicios.

Al ser el país que más invierte en el sector de salud en el mundo (16-18% del PIB), a comparación de otros países desarrollados que invierten alrededor del 8%, EEUU también gasta más que todos los países del mundo en medicinas.

A pesar de esto, su expectativa de vida es de 76 años, mientras que la de Canadá es de 82.

En un país donde el sistema de salud es privado y donde las empresas tienen la obligación de ofrecer seguros médicos a sus trabajadores a cambio de descuentos fiscales, un trabajador promedio siempre se encuentra en la situación de elegir entre un seguro a un gran costo o uno de bajo costo que no cubre todas las enfermedades.

Es común que la póliza no cubra enfermedades riesgosas e incluso las aseguradoras discriminan a personas enfermas. De los 300 millones de norteamericanos, 46 millones no tienen cobertura médica y 25 no tienen cobertura adecuada.

Actualmente EEUU cuenta con dos programas de salud pública. El primero de ellos es Medicare, que ayuda a jubilados y discapacitados, prestando sus servicios de salud y brindando medicinas a 60 millones de personas.

El segundo es Medicaid, que ayuda a indigentes y cuenta con 40 millones de afiliados. Aún con estos programas, la asistencia no cubre la totalidad de los costos asociados al padecimiento y en algunas ocasiones se cobra una cuota extra al afiliado.

El objetivo de la reforma en el sistema de salud propuesta por el Presidente Obama, es brindar una mayor cobertura, es decir, llegar a esos hogares donde habitan personas que no han sido aseguradas por no tener trabajo, ser indigentes o por no contar con los requisitos que piden las aseguradoras.

Esta misma reforma obliga a no discriminar a personas enfermas y a cubrir la totalidad de las enfermedades, razón suficiente para que las grandes aseguradoras apoyen fuertemente el movimiento republicano que busca rechazarla.

Asimismo, se pretende que al existir un nuevo competidor en el mercado de seguros (en este caso el gobierno), los precios tan elevados de las aseguradoras tiendan a bajar.

La opción pública, entendida como subsidios directos o la creación de hospitales estatales, no es exactamente como la están divulgando los republicanos. A diferencia de sistemas como el de México y el Reino Unido, el Estado no contará con sus propios hospitales.

La propuesta es un sistema mixto parecido al canadiense donde el Estado organizará cooperativas médicas o proveerá el seguro para que la iniciativa privada proporcione los servicios de salud.

El resultado es la eliminación de problemas típicos de sistemas de salud totalmente estatizados, como por ejemplo tener que esperar hasta dos años para obtener receta médica cuando no se requiere intervención quirúrgica.

No cabe duda que esta reforma ha creado revuelo en EEUU. El grupo conservador se opone a que el Estado intervenga en las decisiones de los ciudadanos, sirviendo solamente como estandarte ideológico, cuando existe un sinfín de intereses privados como los de las grandes aseguradoras, que hacen Lobby con los principales opositores y financian la campaña anti-reforma.

Recordando que esta campaña ya fue rechazada en 1934, 1944 y en 1945 en plena bonanza del Estado benefactor, por las mismas razones ideológicas y los mismos intereses, la pregunta obligada es: ¿Será capaz Obama de sacar adelante esta reforma?

Si la situación se pone “fea”, Obama tendría que recurrir a la “reconciliación”, que es lo que en México llamamos “mayoritear”.

La reconciliación consiste en aprobar un proyecto de ley muy controversial, con el 51% de los votos del congreso y no con el 60%. Utilizándolo como último recurso y tomando en cuenta que existe una mayoría demócrata en el Congreso, la reforma sería aprobada.

Los mexicanos debemos estar pendientes de lo que ocurra, ya que la reforma en el sistema de salud de Estados Unidos es un preámbulo para la reforma migratoria. Ya lo dijo Obama: “Primero la salud, luego lo energético y al final la reforma migratoria”.

Si Obama recurre al recurso de la reconciliación, las futuras negociaciones entre republicanos y demócratas se verán bastante mermadas, lo que dificultaría la aprobación de una reforma migratoria en los años venideros.

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