Todos vinieron a la fiesta de la Ciudad de México. Era de noche y nos dirigíamos a pistear a la Condesa. En nuestro carro íbamos atiborrados Mike, Neni, Dogo, Luisa, Laura y yo, en un taxi que nos seguía Nacho, el Mireles, Gera, el Rudo, Diego y Liz. Mis amigos del D.F. y de Hermosillo se habían llevado bien en el concierto y un día después, para curar la cruda, nos echaríamos unas cheves en el bar Centenario.
Todos estábamos a gusto pisteando, el Mireles ya había empezado a bailar de vez en cuando secundado por el Nacho. Dogo y Luisa se reían, el Mike andaba mal viajando comentando una teoría de que había visto gente que nos habían seguido al bar y la Neni lo escuchaba atentamente; el Gera estaba serio con los pensamientos en otra cosa, el Rudo, Diego y Liz estaban en su propia plática, y finalmente, Laura y yo nos estábamos riendo del Mireles.
— Hey! Wachen, es el morro que nos andaba siguiendo — dijo el Mike señalando a la puerta. Por la puerta entró lo que aparentemente parecía un teporocho tambaleándose. Algunos pusimos atención al teporocho, que caminaba lentamente, como si cada paso fuera una odisea para él. Se acercó a una mesa donde estaba un hombre joven con un sombrerito que provocó el típico comentario del Dogo — Ya vieron al vatito hipster ese se parece al Mike… ¡a la madre! — El “teporocho” se lanzó sobre el “hipster” y lo mordió en el cuello desgarrándole rápidamente la piel. Un chorro de sangre salpicó hasta nuestra mesa mientras el “hipster” intentaba liberarse golpeando débilmente hasta que cayó aparentemente muerto en el piso.
Se hizo un silencio aterrador en todo el bar, se acercó gente de seguridad, el teporocho emitió un rugido ahogado escupiendo sangre por la boca y mordió a un guardia en la mano. Pude notar que el “teporocho” tenía la mirada perdida y una palidez extraordinaria, le hacían falta pedazos de piel y estaba evidentemente en descomposición. No me cabía la menor duda, así que grité: — ¡ZOMBIES! ¡CORRAN, CORRAN! — Cuando terminé la frase, ya todos nos habíamos parado, había varios gritos de confusión en el lugar y el “hipster”, aparentemente inconsciente, se levantó gritando y mordió a una mujer joven que se encontraba por ahí cerca antes del incidente. Más gritos explotaron alrededor, la gente empezó a correr a amontarse hacia la puerta, unos lograron salir rápidamente, Laura tomó fuertemente mi mano y tiró de ella para salir del bar, en medio camino hacia la puerta estaba el zombie “hipster” comiendo de la mujer, entonces, el Gera lo pateó con mucha fuerza y el zombie se cayó brutalmente atrás de unas mesas, Gera volteo rápidamente hacia nosotros y nos dijo — ¡Fierro, vámonos! Todos corrimos fuera de ese lugar infernal.
2 comentarios:
Yo les avisé y como siempre no me creyeron... siempre lo sentí, pero solo mi morrita me creyó..
Ni pedo mano te tiramos al loco.
Publicar un comentario