Alcancé a tomar un bate rápidamente y de reojo pude ver como el Mike sacaba uno de los cuchillos de carnicero que tenía. El Dogo se lanzó hacia los zombies con el bate en las manos mientras decía: — ¡Corran, corran! ¡Rápido busquen la salida! Todos empezamos a correr, mientras Mireles tomaba su escopeta que tenía recargada en una mesa y empezaba a disparar gritando — ¡Esta madre no va durar para siempre!, ¡no sé cuántos clavos me quedan!
El Dogo rompió un cráneo de un zombie, mientras yo derribé otro y empecé a machacarle la cabeza, Laura estaba atrás de mí, le apreté la mano y le dije: — Vámonos ya. Empezamos a correr, subí por las escaleras con Laura tomada de la mano, Luisa y el Dogo venían justo atrás de nosotros. El Gera iba delante de nosotros y nos dijo — Fierro métanse en esta oficina, ¡rápido, rápido! Rodolfo gritó: — ¡Van, van, van! — No lo había visto, pero cojeaba a mi lado y tenía un tubo que había sido la pata de una silla.
No podía ver al resto del grupo. Escuchaba en el piso de abajo golpes, gritos de zombies y disparos de la escopeta del Mireles, pero no podíamos esperar, estábamos a punto de ser devorados por la horda de muertos vivientes.
Entramos a la oficina que el Gera nos estaba señalando pasamos y cerramos la puerta de madera, en cuanto la puerta se cerró escuchamos golpes y rasguños de los zombies que nos perseguía. — Hay trabar bien la puerta — dije. El Gera, el Dogo y yo, cargamos un escritorio y lo atoramos contra la puerta, después colocamos con fuerza algunas sillas. Se seguían escuchando ruidos detrás de la puerta, y de pronto todo fue interrumpido por un grito en el exterior, era un grito de mujer. Después hubo silencio. — No mames — dijo Laura — ¿Qué hacemos? ¿Salimos? — No creo le contesté. Estábamos encerrados el Dogo, la Luisa, el Gera, el Rudo, Laura y yo. El grupo se había separado.
1 comentario:
Hiiiiiiii que gachos se vieron....dejaron a sus amigos abajo deteniendo a los zombis...pobres!!!!
Publicar un comentario