Los días de lluvia tienen un extraño sabor. Por un lado el olor a tierra mojada me sabe a té verde, es decir, naturaleza pura en mi boca, humedad y vida.
Pero en una ciudad como México, lo verde es escaso y el aroma natural es devorado por el cemento mojado y los metales oxidados.
Alguna vez en mi vida la lluvia llenó mi corazón de felicidad, mi corazón seco y lleno de sal se daba un respiro. Ahora mi corazón esta húmedo y la lluvia no ayuda, solo provoca suspiros
3 comentarios:
Me gustaron bastante estas palabras.
Gracias!
Google me trajo aquí ya que estaba buscando información sobre la maestría en economía del colmex y me encontré con cosas fascinantes. Creo que también pudiste haber sido un escritor exitoso jejeje.
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