El arte de sobrevivir tan sólo
con adrenalina, la fuerza y el miedo son cosas diferentes, sentidas desde
ángulos opuestos ante la eminente caída del status
quo. No obstante, se necesitan en diferentes dosis. Ante la impotencia del
espíritu, la adrenalina da el primer impulso, la fuerza proyecta y el miedo
vuelve a los seres paranoicos.
Y La fe. La esperanza. La divinidad.
El propósito.
El deleite de una copa de
vino, la luz que olvidamos ver, lo extenso del universo y los elementos
primordiales. Se vislumbran en la sombra, atrás del aro de Saturno, las
constelaciones mágicas forman entramados de luz.
Kara Thrace nunca lo reflexionó,
no sabía de dónde venía ese vívido guerrero cuando se adentró en lo profundo de
su misma naturaleza. No sabía nada. No sabía de música, de armonía y
perfección. Poco sabía de la divinidad y su deidad, pero sobre todo, nunca supo
nada del miedo.
La palabra clave para explicar a
Kara Thrace es, fue y será destino.
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