Fuera de México

Cuando iba a venir a México mi papá siempre me decía que la vida aquí es más rápida, que uno se tiene que levantar más temprano para llegar a cualquier parte por las distancias, que se entra a una dinámica diferente en donde el tiempo nunca alcanza y se vive constantemente en el estrés. Recuerdo muy bien la frase de: “cuando vuelvas vas a entender y valorar la calma que se vive aquí en Hermosillo”. Muchas veces escuché eso inclusive de wachos que viven en Hermosillo, pero jamás lo pude comprender.

Cuando llegué a México no sentí esa presión de la que todos hablaban, llegar a mi escuela me demoraba a escasos 10 minutos en carro y me podía levantar 40 minutos antes de la hora y llegaba perfectamente a clase. Si bien es cierto que para ir a perisur si tenía que salir un poco antes, no sentía ese ritmo de vida diferente del que todos hablaban.

Ayer fui a Querétaro, y aunque disfrute mucho su arquitectura, su centro colonial, su nieve tradicional y a su gente; hubo una cosa que disfrute mucho más que cualquier cosa: su calma. Querétaro (el municipio) tiene casi la misma cantidad de habitantes que Hermosillo. Querétaro tiene 734 mil, Hermosillo tiene 702 mil; por lo que son casi del mismo tamaño. También es parecido a Hermosillo porque la gente es algo conservadora y porque el cielo es azul y no gris como en el D.F.

En cuanto me bajé del taxi en el centro, realmente sentí calma. La gente tranquila caminando por las calles, sin esas miradas paranoicas que veo en el metro. El cielo estaba despejado, vendían cosas en las calles, había muchos cafés, etc. Pero no se como describir ese sentimiento de que el tiempo pasa más lento, que puedes estar horas sentando en una banca de un parque y no hay pedo… y bueno… por fin entendí a lo que se refería mi papá y todos esos wachos que les encanta vivir en Hermosillo.

Visiten Querétaro es hermoso.