sábado, julio 15, 2006

Las guerras del algodón de azúcar

Warning: contenido 100% fantástico
Prólogo

Cuando era sólo un niño tenía una imaginación sin límites. Podía imaginar que unas tijeras eran un cocodrilo y devoraba las hojas del jardín con sus fauces. Siempre me divertía con cualquier cosa que tuviera a la mano y podría imaginar diferentes historias llenas de fantasías y magia.
Después aprendí a leer y rápidamente empecé con mis primeros libros de fantasía: era inevitable para mí leer un libro a la semana, el mundo real resultaba tan poco interesante comparado con las batallas épicas que se desarrollaban en “La historia sin fin” o en “Las crónicas de Narnia”. La consecuencia era que para la gran mayoría resultaba un niño distraído y poco centrado en la realidad.
Con el tiempo crecí y me empecé a interesar por la ciencia, en especial por las ciencias sociales, y las historias fantásticas pasaron a segundo término, aunque no puedo negar que me emocioné cuando leí por segunda vez todos los libros de “Harry Potter”. Aunque actualmente mi filosofía de vida es básicamente pragmática y creo más en la lógica y en la física cuántica, aún suelo recordar mis sueños y fantasías de mi niñez, prevaleciendo siempre en mí esa esencia fantástica, con la creencia de que este mundo crudo y frío, puede ser cambiado por un mundo mucho más interesante, donde todo es posible.
Escribir un libro es genial. Desempeñas el papel parecido al de un dios, donde puedes crear y deshacer a tu antojo. Se puede crear un mundo mejor, se puede construir cualquier fantasía, por más perversa que esta sea. Para aquellos que no gusten de la fantasía, no les recomiendo que sigan leyendo este blog, ya que básicamente estaré construyendo una fantasía alternativa a mi vida y el mundo que en ocasiones puede resultar poco interesante.

L.F. Munguía
15 de Julio de 2006

1 comentario:

entubado dijo...

Este post no tiene nada que ver con la realidad