A diferencia a lo que se dice en los libros de historia, Emiliano Zapata, Pancho Villa y Francisco I. Madero, tuvieron poco que ver con la facción victoriosa en la Revolución Mexicana. En sí, Francisco I. Madero, inspiró el movimiento en el país, Zapata inspiró a los campesinos del sur, y Villa era un buen general, pero ninguno de estos personajes resultó victorioso.
Fuimos los Sonorenses los que ganamos la revolución y fue el general invicto (el único en la historia de México), Álvaro Obregón, el que tomó el poder y restauró el orden y la paz.
Zapata no tenía armas, no tenía ejercito, sólo se movía en el área de Morelos y jamás logró ganar una batalla significativa, además, perdió brutalmente con Obregón en Puebla. Madero se movió lento, tuvo poco olfato político y confió en el ejercito porfirista que terminó traicionándolo y matándolo.
Francisco Villa era indisciplinado y simpático, pero su temperamento lo llevó a perder en la más grandes de todas las batallas que se libró en la Revolución: La batalla de Celaya, donde salió victorioso Obregón.
Fue el Ejército del Noroeste, conformado por pura gente de Sonora, el batallón principal del que se apoyó Carranza para ganar la revolución, y fue este mismo ejército, fiel a Obregón, el que ayudó a Obregón a tomar el poder ante la traición de Carranza.
Pero no sólo ganamos la guerra, inventamos una ideología que persiste. Antes de que en México se pensara en políticas sindicales, Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta, ensayaban en Sonora lo que en México sería el sistema de control perfecto por más de 70 años. Se negociaban con las empresas, se instituían sindicatos, se repartían tierras (tal cual la reforma agraria de Cárdenas), etc.
Elías Calles y de la Huerta, fueron los arquitectos del México pos-revolucionario. Diseñaron la nueva organización social y política, fundada en principios laicos, institucionales y con mecanismos de legitimación efectivamente probados. Para el México profundamente católico del centro, esto equivalió a una invasión, debido a los cambios tan radicales que se impusieron a punta de pistola para todo el país.
No sólo le restaron mayor poder a la iglesia (lo que desencadenó con la guerra de los cristeros), sino que obligaron a transformar el cultivo tradicional que era el maíz, por el cultivo tradicional de los Sonorenses que era el trigo. También se creó el Partido Nacional Revolucionario, que se convertiría en un instrumento para perpetuar el poder. Se fundó el Banco de México y las Secretarías de Estado más importantes, se creó la CROM y otros sindicatos que serían utilizados después por Cárdenas.
Todo este capítulo de la historia le dolió al México tradicional, fue una etapa que no desean recordar, una etapa del poderío Sonorense conocido como el Maximato. Ellos han hecho todo lo posible por olvidar ese capítulo en el que un pequeño grupo de "norteños-bárbaros" impusieron su voluntad a todo un país. Esa etapa, ahora obscura, en la que el centro perdió todo su poder y se tuvo que inclinar a besarnos los pies, ha sido sepultado en lo más profundo de la historia, y es recordado en los libros de textos como los malos tiempos.
Se reescribió la historia, los ganadores se volvieron villanos y los perdedores se volvieron los héroes. Sin embargo, en el fondo de sus corazones, siempre vivirá ese recuerdo, por el simple hecho de vivir regidos por las instituciones que una vez fueron idea emitidas por nuestro noble pueblo del norte.
Sonora tiene potencial. Sonora es una tierra difícil y quienes sobrevivimos al calor intenso del desierto, los caminos rocosos de la sierra y la permanente guerra con los indios yaquis, estamos listos para cualquier cosa. Sonora es un pueblo de gente creativa, que adapta todo lo que viene de fuera y lo observa bajo su propio lente. Nada es igual que en Sonora, la lluvia es diferente, la comida sabe distinto, la gente habla diferente y el poder lo ejercemos distinto.
Somos solidarios con nuestra gente, no importa bajo qué circunstancias, siempre nos apoyamos y cerramos filas por el honor de nuestro Estado-Nación. Nunca hemos necesitado a México, a pesar de accidentalmente, estar anexados a ese país. Somos tierra hostil con gente de grandes corazones, capaces de construir un país mucho mejor que México. Merecemos darnos la oportunidad.
Una vez pusimos a todo México a temblar, una vez nos declaramos país soberano durante la Revolución, luchemos nuevamente, ahora por nuestra soberanía total y nueva nación, que tome por fin la rienda de nuestro futuro y las del mundo.
4 comentarios:
Quiero decir que aunque yo sea nacida en el estado de Sinaloa, como Sonora no hay 2, estoy totalmente de acuerdo con todo lo que escribiste...yo Sonorense por adopcion te apoyo en todo lo escrito, y no me queda màs que decirte..." arriba el norte "
Muy ilustrativa la entrada, aunque (paradójicamente) con lo que dices, al final Sonora no suena más a "autónoma". Tomando como absoluto el cierre del post, más de uno podría ver conveniente cambiarle el nombre "Sonora" por "Nueva Texas" o algún titulo (y sitiación jurídica) sucedáneo (y que conste, yo no me cuento entre esos).
Hay algo importante que no mencionaste, y a fe mía que es verdad: mujeres guapas no faltan en ese bonito estado... ¡Saludos también a Sinaloa!
Cualquier estado del norte puede por si solo sobrevivir solo.
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