Liz respiraba agitadamente, había salvado a Laura con su zapato de tacón. Nacho estaba en el suelo en su rostro se veía sangre que le había salpicado. Mireles bajó lentamente su rifle y se recargó en la pared. Rodolfo estaba serio y realmente triste. El Gera se había vuelto a echar al piso, el Mike y la Neni seguían tomados de la mano. Y yo, me acerqué a Laura y la abracé con fuerza.
Un momento de silencio es lo menos que podíamos hacer por nuestro amigo muerto. Habíamos vivido momentos horribles y la culminación era la muerte de Diego. El Dogo nos veía con cara de preocupación, quizá se sentía mal, pero nadie se atrevería a recriminarle nada, él había hecho lo correcto.
Nadie habló por más de 15 minutos. Rodolfo rompió el silencio — No mames, neta que me caía muy bien ese cabrón, ¿qué vamos a hacer? Nos vamos a morir todos. Nacho dijo — Sí, es cierto, la veo difícil… — Mike se paró de repente y levanto las manos — ¡No, no, no! Tranquilos, todo va a estar bien, no podemos dejarnos derrotar, está bien culera la situación, pero vamos a salir adelante. Laura levantó la mirada y dijo — ¿Alguien trajo algo de comida? Todos guardamos silencio nuevamente.
Habíamos tenido que correr y escapar a toda prisa, a nadie se le pudo haber ocurrido llevar algo del auto, pero… — Yo si traje cosas del carro wasones. Era el Gera de pie, sacudiendo su mochilita. — Pero antes que nada, vámonos de este pasillo.
Algunos sonreímos, Liz soltó una carcajada alegre, y por otra parte, Rodolfo sólo frunció el ceño y empezó a cojear detrás del resto de nosotros. Caminamos por el largo pasillo hasta que llegamos a un espacio abierto y grande, llegamos al lobby. Hacia afuera podíamos ver miles de zombies caminando lentamente, sin notar nuestra presencia por el tipo de cristales de las ventas. Nos sentamos en el suelo. Nacho todavía tenía manchada la cara y el Mireles le dijo — Nacho tienes sangre en la cara we. — El nacho no hizo nada, sólo se limitó a mirarlo.
— ¿Entonces trajiste comida Gera? — preguntó el dogo. — Pues dos tres — Dijo sacando de su mochila un 12 de tecates y una lata de atún. Hubo silencio que Luisa rompió — ¿Ósea que cuando pudiste traer latas de comida, te trajiste unas cervezas? ¡Qué irresponsable eres! — Liz también alzó la voz — No mames wey, ¿es en serio? — El Gera atacado, inconscientemente se movió unos pasos para atrás y regresó la cerveza a su mochila: — Yo no dije que traía comida, si no quieren no tomen, me vale madre. —Aparte grosero — terminó Luisa.
— jajajajajajajaja — El Mike se empezó a reír un chingo, a mí también me dio risa y solté — jajajajaja — Rodolfo empezó a reír también y dijo entre carcajadas: — te mamaste we, pero si está de pelos, a mí sí dame una chela. —Esa es la actitud — dijo el Gera triunfal y lanzó un bote al Rudo. La mayoría reímos, excepto Liz, Luisa y Laura. Después de un rato, incluso ellas se relajaron. Nos sentamos y tomamos un poco de cerveza para descansar por primera vez, de las varias horas que habían parecido una pesadilla de varios días. Afuera por las ventanas, se veía el sol salir lentamente.
2 comentarios:
A webo.... se va poniendo chida!!!!
Bueno al menos ya estan a salvo pero y ahora que van hacer!!! una lata de atun ni para matar el hambre y la cheve da màs hambre.....van a tener que salir por comida no hay de otra....a rifarsela we
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