Subimos al carro, el Nacho lo prendió y empezó a conducir a toda velocidad, preguntando histéricamente — ¿A dónde le doy? ¿A dónde? — No sé wey — Le contesté. — Vamos a la casa por provisiones o simplemente salte de la ciudad ya. El carro avanzaba a gran velocidad, toda la ciudad estaba loca, había autos en llamas, personas gritando, gente siendo devoradas por zombies, zombies corriendo por todas partes que ocasionalmente el Nacho atropellaba con la suburban. Dimos varias vueltas y al fin salimos de la Condesa, por el eje 4, después dimos vuelta en Revolución hacia el norte.
Todo estaba calmado, extrañamente no había ningún carro en esta gran avenida. Del otro lado de Revolución estaba un Soriana y el Mireles dijo — Vamos por armas, es una regla básica, no podemos irnos así nomas. El Nacho dijo: — No mames, el chiste es salir de aquí en chinga. Intervine — Creo que estoy de acuerdo con el Mireles. El Mike me secundó — Yo también la neta. Laura dijo — ¿Votación? Casi todos votaron por las armas, excepto Liz y Nacho. La Neni hizo una observación — Tenemos que ir lo más rápido que podamos, pero no se les olvide también tomar alimentos, eso va ser necesario si queremos sobrevivir más tiempo.
Nos estacionamos enfrente del Soriana y nos bajamos con cautela. Necesitábamos, bates, cuchillos, sierras eléctricas (si es que había), hachas, lo que sea que pudiera matar. Obviamente en México no íbamos a encontrar armas de fuego en un supermercado, así que nos tendríamos que conformar con artículos más rudimentarios. Cuando el Rudo bajó, pude notar que cojeaba y le dije — Compa, ¿estás bien, te mordió esa madre? El Rudo dijo —Estoy bien, nada más es un pequeño rasguño. El Mike se quedó serio — No te awites, pero no creo que sea bueno ese pedo, ya valió verga. Luisa intervino — A ver tranquilos, no pasa nada, no sabemos si son zombies, ni nada, sólo se parece a lo que siempre vemos en las películas, pero no se pongan locos, no sabemos nada de esto.
Todos nos quedamos serios y pensando, tenía razón Luisa, hasta cierto punto. No tenía que ser como una película de zombies, pero hasta ahora, todo era exactamente idéntico, por extraño que parezca. El Diego dijo — Recapitulando, sabemos que esas madres te muerden y te haces uno de ellos, como en una película, pero es todo, no sabemos cómo matarlos, ni si el Rudo está infectado, así que calmados — terminó señalando al Rudo. El Rudo gritó: — ¡Estoy bien chingao!, cuando mordieron al chavo de sombrero en el bar, se convirtió en madriza en zombie, yo sigo bien, vamos a buscar las armas.
Entramos al supermercado. Laura agarró un bate de aluminio y dio dos swings diciendo — Yo siempre quise uno de estos para una emergencia, siempre le decía a Luis que teníamos que tener un bat’ en la cajuela. El Mireles andaba viendo un serrucho, el Mike llegó con la Neni con un carrito lleno de cuchillos de todo tipo. Mike dijo — Pues ya tenemos todo maniacos, hilo hilo, vámonos ¡pero ya!… — Laura interrumpió: — No podemos irnos ya, acuérdate lo que dijo tu esposa, necesitamos llevar comida en lata, no sabemos si todavía existe alguna autoridad, no tenemos ningún plan… — Espera — dije —Si tenemos un plan, siempre lo hemos tenido, el Mike sabe del plan, tenemos que irnos a una isla donde no haya llegado la infección. ¿Todos a favor? — Algunos estaban levantando la mano cuando Luisa interrumpió otra vez: — ¿A una isla? Ni siquiera sabemos que está pasando. Liz dijo: — Estoy de acuerdo con tu amiga Luisa, ustedes están traumados por las películas esas que ven, pero tenemos que investigar qué está pasando realmente, además yo quiero ir a ver si mi familia está bien. Diego dijo: — Si es cierto, pinches vatitos traumados, hay que pensar bien las cosas, hay que tratar de comunicarnos con nuestras familias primero que nada. —Si tienes razón, dijo el Dogo, aunque mi celular no tiene señal. Todos volteamos a nuestros teléfonos, el mío tenía señal y dije —El mío si tiene… — ¡Luis, LUIS, LUIS! — se escuchó la voz apremiante de Laura que estaba a punto de ser atacada por un zombie empleado de Soriana. Tenía los ojos obscuros y llenos de sangre, escupía sangre por la boca y se movía como loco. — ¡Ahhhhhhh! — gritó la Luisa y se encogió inconscientemente. El zombie corría como loco hacia Laura me puse en medio e intenté pegarle con el bate, pero mi golpe en la cabeza apenas lo detuvo un instante, sin que pudiera darme cuenta apareció el dogo que empujó al muerto viviente con uno de los carritos donde traíamos cosas, éste cayó al piso y empezó a gruñir, se levantó escupiendo más sangre y escuché la voz del Mireles que decía — Abajo pinche Mungs. Tome a Laura y nos tiramos al piso, seguido alcance a escuchar un sonido como cuando se dispara en “paint-ball”, como gas comprimido, y el zombie cayó muerto al instante con un agujero en la frente.
Todos volteamos a ver al Mireles que tenía una escopeta para lanzar clavos. Sonrió levemente con cara de mamón y dijo — Déjense de CHINGADERAS y vamos a la pinche isla. Ah y ya sabemos que los zombies se mueren como siempre, haciéndoles cagada el cerebro.
Me acerqué y lo abracé: — IVALEE otro pedo cabrón, gracias, también gracias a ti Dogo. Todos empezaron a felicitar a los dos — Bueno bola loco, eso es todo.
Estábamos listos, pero tendríamos que escapar primero de la peor ciudad del mundo para una apocalipsis zombie, la ciudad de México.
5 comentarios:
Nada más voy a publicar esto martes, miércoles y jueves. Así que nos vemos hasta el martes.
a qué mamón eres, dejas picada a la raza
No das el extra. pinche bato -100 fua
Comooo???? hasta el martes.....noooooo...ya me dejaste super picadaaaa....ahora todo el fin voy a estar pensando en que termino todo este rollo jajajajaja saludosss!!!!
Jajaja "Sonrió con cara de mamón"... estuvo buena.
Publicar un comentario